Este martes la Sala de la Cámara de Diputados, tras dos votaciones, aprobó y despachó al Senado la propuesta de la Comisión Mixta de que existan 17 escaños reservados para pueblos originarios en la Convención Constitucional, ente que se encargará a contar del próximo año de discutir y redactar la propuesta de nueva Constitución Política nacional.
La propuesta fue aprobada con 140 votos a favor, 7 en contra y 2 abstenciones.
Sin embargo, y por falta de quórum, rechazó el cupo para la comunidad afrodescendiente. Esta iniciativa requería 93 a favor votos para su aprobación pero sólo obtuvo 82, frente a 49 rechazos y 17 abstenciones.
Escaños en detalle
La reforma establece siete cupos para los Mapuche, dos para Aymaras y los 8 escaños restantes se repartirán entre los Rapa Nui, Quechua, Lincan Antay o Atacameño, Diaguita, Colla, Kawesqar, Yagán y Chango.
Cabe destacar que, al descartarse en la negociación al interior de la comisión mixta los cupos supernumerarios, estos escaños quedan incluidos dentro de los 155 cupos fijados para la Convención.
Además, los diputados también aprobaron establecer un 5% mínimo de candidatos y candidatas en situación de discapacidad en las listas que busquen ser parte de la Convención.
Gobierno satisfecho
Al término de la votación, la ministra de Desarrollo Social, Karla Rubilar, manifestó que «estamos muy contentos y muy agradecidos de la Cámara de Diputados, porque le hemos presentado un acuerdo histórico, un acuerdo al que llegamos a través de un trabajo muy intenso con altura de miras a través de la Comisión Mixta«.
«Estamos dando un paso más para empezar a pagar una de las deudas más relevantes que tenemos en representación política, que es la deuda que tenemos con los pueblos indígenas«, acotó.
Finalmente, declaró que «si efectivamente el Senado nos permite tramitar a la brevedad, vamos a ver materializada esta participación que se va a refrendar en una Constitución que sin duda alguna va a ser legítima, con mayor participación, y mucho más representativa de lo que somos«.
El debate
En el debate, muchos de los parlamentarios calificaron transversalmente al proyecto como un hito histórico en la relación del Estado con los pueblos originales de Chile.
La oposición fue clara a la hora de apoyar la propuesta. Sin embargo, gran parte de los diputados remarcaron que era un mínimo y que no era lo que hubiesen querido aprobar, sino lo que se pudo conseguir en las negociaciones con el oficialismo y el Gobierno.
En los comentarios se relevó la importancia de saldar una deuda con los pueblos originales y de mirar hacia el futuro con una nueva perspectiva inclusiva, con diálogo y participación. También se lamentó que no se lograra que los cupos fueran por sobre los 155 escaños definidos para el ente constituyente.
Otro punto defendido fue la participación de los afrodescendientes. En este marco se recordó que fue el propio Parlamento el que impulsó la ley que les dio reconocimiento oficial en Chile.
En el oficialismo, las posturas fueron muy amplias, desde una defensa remarcada al texto despachado por la comisión mixta a su oposición completa, no radicando dichas posiciones en un partido en particular.
En el primer grupo, se destacó la importancia de abrirse a la participación de los pueblos originales y continuar con un nuevo trato, mirando el futuro con una mirada inclusiva. También se valoró los acuerdos alcanzados en la mixta para asegurar un padrón claro antes de la votación; para que todos los pueblos originarios estén representados; y para que no se vulnerara lo establecido por el plebiscito, en orden a mantener los 155 escaños.
Asimismo, se refutó que la derecha haya sido obstruccionista en esta materia y se recordó que, justamente, la propuesta en trámite fue originada por diputadas y diputados de Renovación Nacional y apoyada por el Gobierno. }
De igual modo, se valoró que prosperara que las listas deban considerar un 5% para personas con discapacidad.
En otra visión, se criticó que haya reserva de cupos para grupos específicos en un Estado unitario, lo cual se estimó como discriminativo y un cambio en las reglas del juego, al modificar las normas de representación. Además, se defendió que el texto debía ser votado con un quórum de dos tercios y no de tres quintos, dado el carácter de la norma.