La siguiente es la opinión de Husein Rezuc de la Fundación Islámica de Chile:
El Profeta Muhammad, es el hombre amado por más de 1.800 millones de musulmanes alrededor del mundo. Él es el hombre que enseñó la paciencia frente a la adversidad, y enseñó a vivir en este mundo, pero buscando también la vida eterna en el Más Allá. Fue al Profeta Muhammad que Dios le reveló el Corán. Junto con este Libro, Dios envió al Profeta Muhammad, cuyos estándares elevados de comportamiento y moral son un ejemplo para todos. La vida del Profeta Muhammad fue el Corán. Él lo entendió, lo amó y vivió su vida basado en sus estándares. Enseñó a recitar el Corán, vivir según sus principios y amarlo.
Cuando los musulmanes declaran su fe en Un Dios, también declaran su creencia en que Muhammad es el siervo y el mensajero final de Dios.
Cuando un musulmán escucha que se menciona el nombre de Muhammad, le pide a Dios que le envíe bendiciones. El Profeta Muhammad fue un hombre, un ser humano como cualquier otro, pero es su amor por la humanidad lo que lo hace único.
Los musulmanes también creen en los mismos profetas mencionados en las tradiciones judía y cristiana, incluyendo a Noé, Moisés, Abraham y Jesús, y creen que todos los profetas vinieron con el mismo mensaje: adorar a Dios únicamente, sin asociados, hijos ni hijas. Hay una diferencia, sin embargo, entre todos los demás profetas y el Profeta Muhammad. Antes de Muhammad, los profetas fueron enviados para un pueblo particular en un lugar y una época particular. Muhammad, sin embargo, es el Profeta final y su mensaje es para toda la humanidad.
Dios dice en el Corán que Él no envió al Profeta sino como una misericordia para la humanidad. “Y no te enviamos [¡Oh, Muhammad!] sino como misericordia para los mundos.” (Corán 21:107) Dios no dijo que Muhammad fue enviado para el pueblo de Arabia, o para los hombres, o para la gente del siglo VII. Él dejó claro que el Profeta Muhammad fue un profeta como ningún otro, cuyo mensaje se extendería por todas partes y sería aplicable en todo tiempo y lugar.
El Profeta Muhammad enseñó el Islam como forma de vida, fundó un imperio, instauró un código moral y estableció un código legal concentrado en el respeto, la tolerancia y la justicia.
¿Qué hay en el Profeta Muhammad que inspira tal devoción? ¿Es su naturaleza cordial y cariñosa, su amabilidad y su generosidad, o su habilidad para establecer lazos de empatía con toda la humanidad? Muhammad era un hombre desinteresado que dedicó los últimos 23 años de su vida a enseñarle a sus compañeros y seguidores cómo adorar a Dios y cómo respetar a la humanidad.
Los musulmanes no adoran al Profeta Muhammad, entienden que sólo es un hombre. Sin embargo, él es un hombre merecedor del mayor respeto y amor.
El Profeta enseñó a amar y obedecer a Dios, enseñó a ser amables unos con otros, a respetar a los mayores, a cuidar a los niños. Enseñó que es mejor dar que recibir y que cada vida humana es merecedora de respeto y de dignidad. Muhammad enseñó que las familias y comunidades son esenciales, y señaló que los derechos individuales, aunque importantes, no son más importantes que una sociedad estable y moral. Muhammad enseñó que los hombres y mujeres son iguales ante Dios y que ninguna persona es mejor que otra excepto en relación a su piedad y devoción por Dios.
Este es el hombre del que algunos se mofan, el cual predicó a su idólatra pueblo la adoración a un solo Dios, y quien cambió el rumbo de la historia, formando una civilización que traspasó fronteras y tiempo.
Fundación Islámica de Chile