El próximo lunes el telón habrá caído. El plebiscito hegemonizará el futuro inmediato. Pero a partir del lunes 26 el proceso político ingresará a una nueva fase. La lucha por el control del órgano constituyente, la definición de las alianzas políticas y las candidaturas presidenciales, serán parte de las claves. ¿Quién pagará el costo de la derrota?
La política no es todo, la inmensa mayoría necesita trabajar, y la economía seguirá con baja intensidad. Su reactivación requiere de diversos factores, no todos nacionales. Pero necesita señales asertivas. Contra ello complotará el progresivo deterioro político del Gobierno, mas aún a partir del desenlace del plebiscito.
El discurso oficial ha cambiado, hace un año atrás el Presidente advertía que estábamos en guerra. Hoy la Moneda distingue entre manifestantes y violentistas. ¿Se mantendrá este mensaje? Implicaría un presidente que desiste de sus reiteradas apariciones que han terminado por saturar a buena parte de la población.
Hay batallas ya en proceso: la acusación constitucional contra el Ministro del Interior, el nuevo 10%, la presencia de uniformados de civil en los disturbios. Varios frentes abiertos. Para la oposición el desafío es su unidad y separarse categóricamente del vandalismo. Si no lo hace, le puede costar caro.
Sensación térmica: La agonía del periodo que se abrió en 1990
El categórico triunfo del MAS en Bolivia enseña una vez mas que hay que leer bien las encuestas: detectar el voto oculto en los aparentemente indecisos, saber interpretar las incongruencias. Según la Cadem de la semana pasada, Carabineros en uno de sus peores momentos tenia 36% de aprobación, mientras que el Presidente llegaba a un 18, es decir, la mitad. Esta semana baja a 16.
No tenemos elementos para evaluar el estado societal en el resto del país, pero todo indica que la Araucanía mantiene su ritmo mientras que Santiago concentra la noticia. En Rapa Nui surgen voces protestando por la demanda de plataforma continental recientemente anunciada. A una semana del plebiscito aun no está definido como será la participación de los pueblos originarios.
Vivimos la agonía del periodo que se abrió en 1990. El régimen político y los actores que lo protagonizaron ya fueron. El parto del nuevo régimen tiene en el plebiscito y su cronograma posterior, la posibilidad de que sea un parto normal. Chile necesita actualizar sus consensos.