La activista prodemocracia de Hong Kong Alexandra Wong, conocida como «abuela Wong», reapareció este sábado tras 14 meses en los que afirma haber sido arrestada y retenida en China continental. 

A sus 64 años, la manifestante dijo que fue obligada a firmar una declaración en la que se comprometía a renunciar a todo activismo y que había sido enviada a un «viaje patriótico» al norte de China.

Cariñosamente apodada «abuela Wong» por los manifestantes prodemocracia, la activista acudía a las protestas con una enorme bandera británica. Estuvo en casi todas las manifestaciones desde los primeros días de la movilización en junio de 2019.

Wong había desaparecido en agosto de 2019, manteniendo solo algunos contactos esporádicos con los medios de la ex colonia británica.

En una conferencia de prensa en Hong Kong el sábado, dijo que había sido arrestada tras una protesta en su camino de regreso a Shenzhen, la ciudad de China continental donde vive desde hace 14 años.

Asegura que las autoridades de Shenzhen la colocaron en «detención administrativa» y luego en «detención penal» durante 45 días, sin saber cuáles eran los cargos en su contra.

La militante prodemocracia Alexandra Wong, apodada «abuela Wong», en una conferencia de prensa en Hong Kong el 17 de octubre de 2020 AFP. (RFI)

«Tuve miedo de morir en el centro de detención», aseguró. Cuando terminó su detención, dijo que fue obligada a declarar ante una cámara que no había sido torturada y a prometer que no daría entrevistas ni se manifestaría.

 También asegura que le pidieron que renunciara a su compromiso político por escrito.

«Lo peor que hice en mi vida fue escribir esta confesión. Pero no tenía forma de negociar», dijo.Esta confesión no le trajo inmediatamente la libertad, ya que fue enviada durante cinco días en un «viaje patriótico» a la provincia de Shaanxi, donde fue fotografiada ondeando la bandera china y cantando el himno nacional.Luego fue puesta en libertad bajo fianza a la espera de un juicio por «incitar a disturbios públicos», una calificación que las autoridades chinas suelen utilizar contra los disidentes. Pero no ha recibido ningún documento escrito que detalle los cargos en su contra.

Durante un año, solo se le permitió regresar a su hogar en Shenzhen, pero no a Hong Kong. Estas restricciones se levantaron a finales de septiembre. «Ya no me atrevo a volver a Shenzhen», dijo a los periodistas.

China quiere imponer su autoridad en Hong Kong tras la movilización sin precedentes de 2019.

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