DUBAI, Emiratos Árabes Unidos (AP) — Musulmanes en Medio Oriente y otras partes expandieron el lunes sus exhortos a boicotear productos franceses y a realizar protestas, al tiempo que los choques sobre las representaciones del profeta Mahoma y los límites de la libertad de expresión se intensifican.
Las tiendas en Kuwait retiraron de sus anaqueles yogurts y botellas de agua con gas franceses, la Universidad de Qatar canceló la semana de cultura francesa y los llamados a no acudir a las tiendas de la cadena Carrefour se extendieron por las redes sociales en Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos. Protestas se han llevado a cabo en Turquía y la Franja de Gaza y se planean otras en Pakistán y Bangladesh.
La decapitación este mes de un profesor francés que había mostrado caricaturas del profeta durante una clase ha nuevamente desatado un debate sobre tales representaciones —que los musulmanes consideran blasfemas. La creciente confrontación está tensando las relaciones políticas entre Francia y algunas naciones de mayoría musulmana, especialmente Turquía, y podría causar problemas a compañías francesas. Otros países europeos también han entrado en la disputa al manifestar su apoyo a Francia.
El profesor, que fue decapitado por un refugiado checheno de 18 años, ha sido proclamado en casa como un símbolo nacional de las ideas seculares arraigadas en Francia y su rechazo a cualquier indicio de intrusión religiosa en las esferas públicas.
El presidente francés Emmanuel Macron ha defendido vigorosamente tales representaciones al considerar que están protegidas bajo el derecho a la libertad de expresión. En una ceremonia en recuerdo al profesor realizada la semana pasada, Macron sostuvo que “no renunciaremos a las caricaturas”.
El domingo, parecía reiterar su postura. En una serie de tuits publicados tanto en árabe como en inglés, Macron escribió que “No cederemos, nunca”. Sin embargo, agregó que Francia no acepta el discurso de odio y respeta todas las diferencias.
Su gobierno planea un proyecto de ley que pretende extirpar lo que Macron llamó “separatismo islamista”, que según él ha creado una cultura paralela en Francia, una que rechaza las leyes y normas francesas. Al tiempo que culpó de este separatismo al brutal pasado colonial de Francia en África del Norte, fue citado diciendo que el islam es “una religión que está en crisis en todo el mundo” y que las posturas musulmanas son “radicalizadas”.