El 11 de septiembre marca para innumerables chilenos una fecha de repudio, celebración, desunión o tristeza.
Por una parte, partidarios del golpe de Estado y el Gobierno Militar conmemoraron la ocasión en Las Condes. Fue así como organizaciones y movimientos adherentes al régimen militar se congregaron en el entorno de la Escuela Militar.
Con banderas chilenas y entonando «Libre», el grupo de poco más de 60 personas celebró lo que, en su opinión, fue un movimiento libertario que «sacó el país de las garras del comunismo».
Luego de entonar cánticos, y bajo la atenta vigilancia de carabineros, el grupo se disolvió pacíficamente.
En paralelo, y en diversos puntos de la capital, movimientos políticos y ciudadanos salieron a las calles para recordar el derrocamiento del Presidente Salvador Allende y las víctimas de violaciones a los derechos humanos.
La calle Morandé, el monumento a Salvador Allende en la Plaza de la Constitución, y el Cementerio General fueron los puntos focales de los actos conmemorativos.
En el entorno del Palacio de La Moneda se efectuaron principalmente las conmemoraciones de los partidos políticos, pero también de grupos de derechos humanos y, de forma especial, grupos de personas afectadas por la acción policial tras la movilización popular del 18 de octubre del año pasado.
Paralelamente se desarrolló la marcha «Iluminemos Chile», organizada por la Coordinadora Nacional de Organizaciones de Derechos Humanos y Sociales, la cual contó con el apoyo de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, la ANEF y otras diversas instituciones, con el fin de conmemorar a los detenidos desaparecidos y ejecutados políticas en dictadura.
Fueron cerca de 150 personas las que caminaron desde el centro de Santiago hasta el Cementerio General para realizar la caminata que se efectúa año a año y que, en esta ocasión, se vio con medidas de mayor restricción debido a las normas sanitarias producto del Covid-19.
Los organizadores convocaron a las participantes en tres puntos distintos, con el fin de no reunir a más de 50 personas por grupo para cumplir con las medidas de distanciamiento social (en la medida de lo posible) en la que finalmente se vieron revueltas en la caminata. La actividad se desarrolló con casi total normalidad hasta la llegada el camposanto, donde se desarrollan incidentes.