Este lunes, Amaro Gómez-Pablos, el periodista chileno con eterno acento pseudo español, salió en defensa del cuestionado sketch «humoristico» en que han participado políticos y el principal precandidato presidencial de la UDI, el alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, analizado y criticado -con razón- por Carlos Peña que resumió estas escenas en «La participación de políticos en los matinales haciendo de bufones y los periodistas haciendo de comparsa (el sketch de este viernes fue uno más de varios) lesiona a la política y al periodismo, dos actividades esenciales de la vida democrática». Por su parte el precandidato Lavín se defendió de las críticas señalando que: “la vida es una mezcla de momentos muy serios y momentos que no son tan serios. Así somos las personas y así es la vida. Yo comparto plenamente lo que tú dices sobre las decisiones trascendentes que debemos tomar, pero también hay momentos de amistad cívica. No todo es política en la vida«.

Pero Lavín se equivoca, el es político todos los días porque pretende ser el próximo Presidente de Chile, con una dudosa definición política porque ha pasado del pinochetismo -del cual hoy reniega igual que muchos de sus compañeros de la UDI- hasta ahora que se autoefinirse como «socialdemócrata», eso sí que es poco serio y poco confiable, porque un zigzagueante supuesto líder político no da garantías de nada porque no tiene convicción y finalmente no tiene algo profundo que defender y se hace vulnerable una suerte de mercenario político. Asi las cosas Lavín es el «Rey del Camaleonismo-Aliancista-Pinochetista-Bacheletista-Piñerista«.

«Esta mañana les mostramos un sketch que realizaron algunos de los personajes más connotados de la política que quisieron participa en esa humorada», argumenta Canal 13

En tanto Bienvenidos de Canal 13 publicó en su sitio: «Esta mañana les mostramos un sketch que realizaron algunos de los personajes más connotados de la política que quisieron participa en esa humorada. El sentido de realizar este sketch era dejar las diferencias políticas de lado y reírse un poco de sí mismos».

Ahora bien eso de personajes más connotados de la política, es una burla para políticos connotados de verdad que no necesitan recurrir al show para ganar esa notoriedad.

Gómez-Pablos en una carta publicada en El Mercurio arremete contra Peña señalando que: «Es el “Circo en llamas”, así titula y critica Carlos Peña la intervención de unos políticos en un sketch de televisión humorístico. Tiendo a pensar que el humor es signo de inteligencia emocional, lo es en las personas como en las naciones…Se escogió el 18 de septiembre por la simple razón de que el humor une, es punto de convergencia social y hasta política en un Chile desunido y polarizado…Ya lo decía Jimmy Carter al despedirse de la presidencia y ver a multitudes congregadas en su adiós: “Me gusta que ahora que me voy la gente use todos los dedos de su mano cuando me saludan”. En Chile llevamos mucho tiempo usando un solo dedo hacia el otro. Qué difícil será redactar una nueva Constitución o reformar la vigente si ni siquiera puedo reír con mi vecino porque piensa distinto. Más me preocupa que algunos políticos del citado sketch nos hayan confesado que fueron condenados a la hoguera por los más recalcitrantes de su sector. ¿El pecado? Haberse juntado con el adversario ideológico. ¿Y así se pretende refundar o corregir nuestra Carta Magna? Yo creo que lo circense es destinar una columna dominical para hablar del supuesto circo, cuando el desafío de fondo es nuestra convivencia y un sinfín de otros problemas«.

La captura de imagen lo dice todo: Un show total.

Pero lo que no entiende el periodista, es que en un crisis de credibilidad y de confianza donde los políticos son los peor evaluados, el que podría ser el principal candidato a la Presidencia de la Nación, que no brilla precisamente por sus aportes políticos y por ser un líder, no puede -por lo tanto- no opinar o tener posiciones en temas país pero sí permitirse ser un «bufón» de una corte televisiva que solo eteriora la ya mala imagen de los políticos. Ser parte de shows, bailongos y cuanta tontería pudiese imaginar, era aceptable para los ’80 e incuso entrados los ’90, pero no en estos momentos en que el país ncesita políticos serios, responsables, con una mínima estatura de estadista porque para ver payados están los circos, a menos que la TV quiera transformar el país en un gran Circo y sus «rostros televisivos» en lo más cercano al personaje del Señor Corales.

El problema de los políticos en los matinales en eterna campaña como los alcaldes Matthei y Lavín principalmente, no ayudan a restablecer la confianza en los políticos. Es cosa de ver lo que sucedió con el «simpatíquisimo» Presidente ecuatoriano Abadalá Bucaram.

ticosnciones

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