La 5G, la 5ª generación de tecnologías móviles, es el fruto de la evolución de generaciones anteriores de tecnologías móviles: 2G, 3G y 4G. Para todas las frecuencias de radio (0 a 300 GHz) se fijan, a nivel internacional, umbrales máximos para evitar cualquier efecto nocivo sobre la salud.
Las tecnologías móviles o las tecnologías inalámbricas (teléfonos móviles, tabletas y otros aparatos inalámbricos) se han convertido en herramientas de comunicación básicas para la vida cotidiana. Gracias a ellas, millones de personas en el mundo escuchan la radio, ven programas de televisión en abierto en su casa, viajan por ciudades y por el mundo con toda seguridad y están conectados. Para muchas personas, el móvil es el principal, y a veces el único, medio de acceso a la Internet y a las ventajas que esta ofrece.
La 5G es el fruto de la evolución de generaciones anteriores de tecnologías móviles: 2G, 3G y 4G. Los sistemas 4G, por ejemplo, han abierto una nueva era para la Internet móvil y permitido a numerosas empresas basadas en aplicaciones utilizar servicios como la enseñanza móvil, la salud móvil y el dinero móvil.
La 5G, denominada IMT-2020 por la UIT (Organismo especializado de las Naciones Unidas para las tecnologías de la información y la comunicación), abre otra nueva era y sirve de soporte a aplicaciones para hogares y edificios inteligentes, ciudades más inteligentes y más prósperas, coches autónomos y mayor seguridad en las carreteras, otros sistemas de transporte inteligentes, vídeo 3D, trabajar y jugar en la nube, servicios médicos a distancia, realidad virtual y aumentada, y comunicaciones masivas de máquina a máquina para la automatización industrial y la fabricación.
Con la introducción de las tecnologías de comunicación móvil, el público se pregunta sobre los posibles riesgos para la salud que entraña utilizar teléfonos móviles o estar cerca de estaciones de base.
Las redes 3G, 4G y 5G producen campos electromagnéticos de radiofrecuencia que se utilizan para transmitir información. Los campos electromagnéticos existen en diferentes formas desde el nacimiento del universo y se diferencian entre sí por su frecuencia. La luz visible es el más conocido de ellos.
Para todas las frecuencias de radio (0 a 300 GHz), se establecen a nivel internacional umbrales máximos para evitar cualquier efecto nocivo sobre la salud.
A pesar de los extensos estudios sobre los efectos para la salud de los teléfonos móviles y las estaciones de base realizados en los últimos dos o tres decenios, no hay indicios de que los campos electromagnéticos, por debajo de los niveles especificados por los organismos internacionales, supongan un mayor riesgo para la salud.
No hay pruebas de que los campos electromagnéticos de las redes móviles actuales (2G, 3G y 4G) supongan ningún riesgo para la salud, siempre que las administraciones hagan cumplir los límites de exposición establecidos por los organismos internacionales.
No hay ninguna base científica sobre ningún tipo de relación entre la transmisión del coronavirus y las 4G o 5G, o cualquier otro tipo de electromagnetismo.
¿Quién regula la exposición a los CEM?
La UIT no fija ningún nivel máximo de exposición a los campos electromagnéticos. Esos niveles los fijan organismos competentes, y la UIT incorpora esas normas y recomendaciones en sus recomendaciones pertinentes.
Los países (Estados miembros de la UIT) son soberanos y fijan sus propias normas nacionales de exposición a los campos electromagnéticos. La mayoría de ellos se basan en las recomendaciones de la UIT.
- La Comisión Internacional de Protección contra la Radiación no Iónica (ICNIRP)
- El Instituto de Ingenieros Electricistas y Electrónicos (IEEE)