En la recta República, en medio de una pandemia y a poco más de un me del Plebiscito Constitucional, la campaña presidencial se desató con la irrupción de Evelyn Matthei que le salió el paso a Joaquín Lavín y a Rodolfo Carter e incluso a Cathy Barriga que son los posibles presidenciables de la derecha. Lo anterior se ha traducido en una campaña sin cuartel y la sobreexposición de los ediles -principalmente Matthei y Lavín- que copan los medios con su intención de ser carta presidencial siendo que son alcaldes en ejercicio, lo que se traduce en una percepción de abuso de posición de parte de los principales contendores que están además en programas de televisión.
Se podría entender como un abuso de parte de estos dos ediles que en cada entrevista hablan del tema presidencial tras preguntas de los panelistas que obviamente responden con efusividad y entusiasmo el porqué ellos son los más indicados. Así las cosas lo que se evidencia es una precampaña velada para posicionarse como cata presidencial mientras se ejerce como alcalde o alcaldesa.
La igualdad de condiciones para exponer las ideas y atributos de las eventuales cartas presidenciales debería ser para todos los que están en esta prelista, y lo lógico y serio seria que todos aquellos que quieren disputar la Presidencia de la Nación, y lo han manifestado así, deben dejar sus cargos para que no se entienda que en el ejercicio de su cargo hacen mal uso de la disponibilidad de la prensa para tener grandes espacios para promocionarse.
Si esto sucediera con ministros e Estado u otras autoridades nacionales, de seguro los parlamentarios habrían puesto el grito en el cielo porque habrían catalogado esta acción como mal uso de su cargo.
Ahora bien, el tema de fondo que de esta temprana campaña de posicionamiento, es la falta de liderazgo nacional -ausencia de un Presidente estadista y no un mero administrador como Piñera- y la falta de renovación de la política, no puede ser que sean los mismos de siempre: Lavín y Matthei figuras con más de 30 y más años de sobreexposición y varias colteretas políticas y rotación en cargos. ¿No será hora de renovar de verdad la política?
