Sin duda que el alcalde Joaquín Lavín -Opus Dei-, es el mejor exponente del llamado «hombre corcho» de la política: Ha sobrevivido a casi todo lo que se puede imaginar en política, desde que fuera redactor en El Mercurio, pasando por secretario general de la UDI, ministro de Desarrollo Social y Alcalde de Las Condes y Santiago.

Desde entonces su carrera ha sido la del imparable y eterno candidato. Como alcalde hizo del «cosismo» un baluarte, como el bombardeo de nubes, los botones de pánico, la playa urbana, el recetario popular y un cuanto hay de alocadas iniciativas.

Sin duda un gran ejemplo del marketing político posmoderno y que mutó a un opinólogo «experto en todo» de cuanto programa matinal de TV hay en Chile.

El camaleón socialdemócrata

La condición mediática que concita el alcalde de Las Condes y uno de los precandidatos mejor evaluados para los próximos comicios presidenciales, Joaquín Lavín, le está permitiendo no dar “puntada sin hilo”, como siempre lo ha hecho, puesto que a sus “camaleónicas” posiciones que ha hecho en su devenir político, ahora se suma una más: la de aspirar a ser un “socialdemócrata”, pero que milita en la UDI, el partido ícono del respaldo a la dictadura cívico-militar que encabezó Augusto Pinochet.

También ya había trastornado el ambiente de la en ese momento oposición nacional cuando el año 2007, colgándose de la popularidad de la entonces Presidenta Michelle Bachelet, el edil se definió como «bacheletista aliancista«.

Incluso tiene actualmente “sacándose los pelos de la cabeza” a varios exponentes de la derecha y que defienden a rajatabla el “gran legado” dejado por el gobierno militar como lo es la Constitución, puesto que el jefe edilicio de Las Condes se ha manifestado a favor del proceso constituyente del próximo 25 de octubre y de la posición favorable a cambiarla y, más aún, a través de una asamblea constituyente.

Es así como el alcalde Lavín ingresó nuevamente a la arena política, a pesar de que nunca estuvo ausente, pero ahora con una postura bastante disímil dentro de su sector. Incluso, recibiendo el cuestionamiento de la oposición porque no le creen a una persona que se declare “socialdemócrata” y esté militando en la UDI por el pensamiento más hayekiano, es decir con la idea de un Estado mínimo, cercano al neoliberalismo, y no a una posición de un Estado más activo.

Para la académica Claudia Heiss, la nueva posición asumida por Lavín muestra que en el país existe un ánimo socialdemócrata en la sociedad chilena y que está buscando la forma de sintonizar para obtener votos, pero deja en claro que no le cree. Sin embargo, señala que si realmente lo ha hecho, lo primero que tiene que hacer es “cambiar de amigos” y salir del gremialismo.

El factor “Lavín” no solamente es digno de análisis académico o de expertos políticos, puesto que las redes sociales también han despotricado contra su postura “demócrata”; incluso hay algunos cibernautas que le han enrostrado su “pasado oscuro” con sendas fotografías en las que aparece junto a Pinochet.

Un «collage» que muestra como Joaquín Lavín ha transitado desde el Pinochetismo al Cosismo que lo caracteriza como edil, y que en su paso por la Municipalidad de Santiago dejó más problemas que buenos recuerdos.

Se olvidó de su mentor: Pinochet

La pregunta que se hace los políticos tradicionales como Evelyn Matthei y otros es ¿quién es Joaquín Lavín?.

Para esto hay que apuntar que durante la dictadura cívico-militar, y con sólo 26 años, el actual alcalde de Las Condes fue designado decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de Concepción.

Luego escribió el libro llamado “Una Revolución Silenciosa”, con el cual brindaba pleitesía al sistema económico instalado por los Chicago Boys en el que Hernán Büchi aplicó en el país un modelo económico libremercadista y neoliberal que fue ideado por los denominados Chicago Boys, nacidos en la Facultad de Economía de la Pontificia Universidad Católica de Chile, en un proyecto con la Universidad de Harvard.

Ya en julio de 1977, Lavín participó en el simbólico encuentro organizado por el Frente Juvenil de Unidad Nacional en la cima del Cerro Chacarillas donde se celebró el día de la juventud y en la cual Pinochet hizo un discurso en donde delineó la nueva institucionalidad que regiría el Estado en los siguientes años y hasta la actualidad.

Luego del retorno a la democracia y como militante de la UDI, se presentó como candidato a diputado por el distrito 23 en las elecciones parlamentarias de 1989, pero fue derrotado por la DC, Eliana Caraball.

En 1999, se postuló a la presidencia de Chile pero nuevamente sufrió una derrota ante quien fuera el mandatario de esa época, Ricardo Lagos, en segunda vuelta por un estrecho margen y luego fue uno de los dos candidatos de la coalición llamada Alianza por Chile, junto a Sebastián Piñera, a Presidente en 2006, sin conseguir pasar a segunda vuelta y, otra vez, siendo superado pero ahora por su compañero de alianza.

En 2013, el entonces ministro de Desarrollo Social, Joaquín Lavín presentó el recetario que generó toda clase de
bromas, memes y chistes.

Los proyectos Lavinísticos

Sin duda que las «obras» de Lavín dan forma a este político que cree saber interpretar las señales y adecuarse a ellas, aunque ello signifique darse vuelta en 360° en lo que respecta al discurso político público, lo que le permite seguir más vigente que nunca, virtud que la sazona con sus puestas en escena con proyectos populares de alto impacto comunicacional, aunque en la práctica resulten totalmente inútiles.

En el primer gobierno de Piñera, ocupó la cartera de Desarrollo Social y el 14 de abril de 2013 presentó una «brillante idea»: una receta diaria con costo máximo de $2 mil. El recetario incluía platos de porotos sin riendas, charquicán especial, salpicón y chupe de repollo.

Pero este «recetario popular» no es ni con mucho la primera de sus grandes ideas. Durante su mandato edilicio en Santiago, destacaron las «notables» Santiago Beach (la famosa «playa de Lavín» junto al río Mapocho); las canchas de esquí en el sector de Parque Los Reyes; o los famosos botones de pánico: más de un millar instalados en diversos puntos de la comuna que al final pasaron con más pena que gloria.

Por otra parte durante sus gestiones en Las Condes no podemos dejar de olvidar el bombardeo de nubes para hacer llover y disminuir la contaminación; o, como una «soberbia» estrategia de reinserción social: a modo de “advertencia a la comunidad”, entregarle a los vecinos la mayor cantidad de datos e información sobre estas personas, para que así sean identificados. De más está recordar que semejante tontera jamás se implementó.

Como señaló este martes Evelyn Matthei acerca del nuevo socialdemócrata, «en el fondo, se trasunta que, con tal de ganar una nominación o una elección, está dispuesto a cualquier cosa».

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