Al momento de iniciar su intervención durante la sobria actividad de promulgación de la ley de Crianza Protegida, la voz del Presidente Piñera se escuchó apagada como nunca en este tipo de ceremonias. Por lo visto, la sucesión de derrotas en el Congreso culminadas ayer en el Senado con el proyecto de retiro del 10% de los fondos de las AFP, parecen al fin haber hecho mella en su ánimo.
Un integrante del Gabinete confidenció ayer miércoles, antes de la votación en el Senado, y en medio de la confianza de la conversación, que el Mandatario tenía «cuero de chancho» para enfrentar las sucesivas crisis que había vivido el Gobierno desde octubre pasado, y que si la situación lo estaba afectando, no se le notaba.
Pues esta mañana, el Presidente pareció exteriorizar por primera vez el duro golpe.
Las primeras palabras de su discurso fueron pensadas para ser declamadas enfáticamente, pero surgieron con un tono monocorde sin fuerza: «En estos tiempos duros, difíciles, que estamos viviendo, nuestra primera responsabilidad es proteger la salud y la vida de todos nuestros compatriotas, pero también tenemos que proteger los empleos y los ingresos de las familias chilenas durante este período de emergencia».
Demoró tres párrafos en empezar a referirse a la razón por la que reunió presencialmente a ministros, pero también telemáticamente a parlamentarios y madres con sus bebes presentes a través de sendas pantallas.
La voz pareció recuperar algo de su tradicional entusiasmo el avanzar su discurso. Al finalizar, luego de un par de segundos de incómodo silencio, se declaró dispuesto a escuchar la consulta de la prensa. Según se había con el área de comunicaciones presidencial, la idea inicial si el Presidente daba el pase, era una sola pregunta, pero luego de esta y sobre la marcha, pidió más, para responderlas todas juntas en bloque.
Desarmó la estructura de preguntas y habló de una sola vez. No respondió completamente ninguna de las consultas y otras simplemente las ignoró olímpicamente.
Así, sobre el resultado de la votación ayer miércoles en la noche, el Presidente aseguró que «no siento que uno experimente una derrota cuando lucha con convicción y con fuerza por lo que cree es lo mejor para Chile y los chilenos».
Añadió al respecto que «vivimos en democracia y no siempre lo que uno cree es lo mejor para el país es lo que se aprueba en el Congreso. En consecuencia, vamos a esperar que termine el proceso legislativo o de reforma constitucional, pero nuestros grandes objetivos se mantienen», ello en relación con el compromiso del Ejecutivo acerca de la reforma al sistema de pensiones y el proyecto que se encuentra en el Congreso, haciendo especial hincapié en que «lo tienen que revivir e impulsar con mucha fuerza».
Además, aseguró que el Gobierno se está preparando para la realización del plebiscito constitucional de octubre, señalando que se analiza la posibilidad de que se realice en 2 días, pensando en «que no comprometa la salud de la gente».
Finalmente, el Presidente hizo una reflexión: «Gobernar nunca ha sido fácil y a nosotros nos ha tocado gobernar en tiempos extraordinariamente difíciles: el 18 de octubre, la pandemia del coronavirus, la recesión mundial, este clima enrarecido de descalificaciones, de falta de diálogos y de desprecio por los acuerdos. Todo eso son desafíos, y los desafíos están para enfrentarlos«.
Añadió que «por tanto, quiero decirle a mis compatriotas que, como Presidente de la República, siento la responsabilidad de tener el cargo de Presidente de la República en tiempos tan difíciles y voy a buscar todos los medios, especialmente el diálogo la colaboración y los acuerdos, para que todos los chilenos podamos superar estos tiempos de adversidad y podamos reencontrarnos con tiempos en que todos podamos recuperar nuestras libertades, recuperar también nuestros proyectos de vida. Esa es la gran tarea, ese es el norte, eso es lo que nos hace levantarnos muy temprano en la mañana trabajar muy duro durante el día y acostarnos muy cansados en las noches».
Así dio por terminada su intervención, pero haciendo «mutis por el foro» ante las consultas de si el Gobierno recurrirá al Tribunal Constitucional o al veto presidencial para hacer frente a la aprobación final del proyecto del 10% del Congreso, o si tiene en mente hacer nuevos cambios en el Gabinete, en especial en el Comité Político, tras el fracaso en el Parlamento.
Terminó esbozando una sonrisa mecánica para posar con el documento que sancionó la promulgación de la ley de Crianza Protegida, y se retiró rápidamente del frugal escenario instalado en el Patio de Los Naranjos. La sensación de fracaso, incluso con todo su capital político puesto sobre la mesa, quedó flotando en el ambiente, aún cuando no quiso reconocerlo claramente.