Creo que la Unión Europea viene de un tiempo a esta parte enviando mensajes a España respecto a que no le acaba de convencer la metamorfosis político-económica que España se ha decidido a experimentar.
Nos vienen comentado fuentes diplomáticas, que los intentos de España de introducir una forma de gobierno, social-comunista-bolivariano, debería atemperarse a modelos exclusivamente de laboratorio, o sea, como manifestaba Eugenio D’Ors, cuando le derramaron por encima el preciado líquido francés, dirigiéndose al inexperto camarero, le espetó: ¡los experimentos con gaseosa, joven!
Pues bien, el experimento de la izquierda en radical en la Grecia de 2015 a 2019, fue más que suficiente para que (en sentido figurado) temblaran las placas tectónicas de Berlaymont y todo su sistema adyacente, por lo que aún siguen encendidas ciertas alarmas relampagueantes al paso de nuestro País.
No creemos vayan a permitir que se repita un segundo ejemplo, aunque se trate de una decisión soberana del pueblo, pero con trayectoria equívoca para Grecia visto resultados y consecuencias.
Las altas horas de ayer viernes permitieron un receso que dio pie a un sábado algo nuboso de temperatura agradable, y que daba otra oportunidad a los 27.
Lo mismo puede decirse para mañana domingo, fecha, en la que tampoco creemos pueda producirse un acercamiento, ya que los abismos, sí son decisivos, no suelen desparecer de un día para otro, salvo que la necesidad obligue a los más afectados a defenderse en el futuro ante el T.J.U.E. alegando “causas sobrevenidas”.
La oportunidad con la que se presentó el belga Charles Michel, a primera hora, bajo un sospechoso halo de halcón, y previamente dada a conocer a las partes más afectadas, no tuvo el éxito pretendido al ir acompañada de otras circunstancias “insuficientemente” explicada, según miembros de los séquitos colaboradores.
Consistía tal y como adelantó este Medio tiempo atrás, la fijación de una especie de “quitas” y esperas” y otras bagatelas más cercanas a las tesis “nordistas” qué a las “sudistas”, y que para España seguiría moviéndose en la órbita de lo “menos malo”.
A grandes rasgos sería reducir el capítulo de Transferencias (a fondo perdido): en 50 mil millones de euros, quedando en 450.000 mil. Traspasándose dichos 50 mil millones al capítulo de Créditos o Préstamos, qué ascendería finalmente a 300.000 millones, en lugar de los 250 mil millones iniciales.
Quizás su principal atractivo consistía en no reducir la cantidad inicial de 750.000 millones, aunque quedara algo descafeinado ante un extraño ese cambio de cromos de los 50.000 millones mencionados.
Una de las reales pretensiones de los halcones, aún consiste en controlar los Planes de Reforma y, bloquearlos sin cortapisas llegado el caso, entre otras facultades, si no cumplen ciertas exigentes premisas.
Resumiendo, la losa granítica existente se llama “desconfianza general”, la cual impide cualquier voluntariedad de fiabilidad, convirtiéndose en una especie de “mesa giratoria” cruzándose redacciones de textos farragosos según parte afectada.
Por ello, lo más convenientemente para España en estos momentos sería que surgiera un aplazamiento a partir del Domingo, volver a Madrid y recomponer las escasas filas disponibles a la vista de las nuevas circunstancias en las cuales España deberá amoldarse a las mismas.
Quizás, haya llegado el momento, pensando en España, de iniciar un cierto proceso de orden y pulcritud en la propia casa a tenor de cómo debe hacerse según ciertas normas vigentes en la Unión Europea, donde vivimos, y de donde proceden estos Fondos de Recuperación.
Sobre el autor:
Jesús Antonio Rodríguez Morilla, Doctor en Derecho (Cum Laude) www.modificadosobraspublicas.com