El budismo aboga por una vida alejada del materialismo, sin embargo, el líder tibateneo tiene más de 15 relojes de lujo. El de la compañía suiza simboliza una importante lección sobre las creencias de los monjes del tibet.
Un reloj Rolex en la muñeca suele ser sinónimo de estatus, poder, liderazgo y éxito económico – Oyster Perpetual, un modelo básico va desde 2.500.000– no obstante Tenzin Gyatso, conocido mundialmente como el Dalai Lama nº14, máxima autoridad del budismo tibetaneo, es uno de los líderes mundiales que usa un Rolex en su muñeca. De hecho el consejero de los líderes políticos del mundo tiene una colección de más de 15 relojes de lujo. Ha reconocido públicamente que tiene una debilidad por los relojes mecánicos, la mayoría los ha recibido de regalo en sus viajes por el mundo.
El primero de la colección se lo regaló el Franklin Roosevelt, Presidente de EE.UU el año 1943, cuando el representante religioso solo tenía 6 años.
Se le ha visto usando en distintas ocasiones el Rolex Day-Date, o también conocido cómo The President, ya que, ha sido el favorito de muchos Presidentes de EE.UU, modelo que muestra el día de la semana y que suele ser de oro amarillo.
Usa el reloj regularmente al revés con su parte frontal pegada su piel y no usa la correa de oro sino que se los cuelga en una pulsera elástica. El gurú aprendió a reparar relojes desde que era un niño, habilidad que le permitió desarrollar paciencia y tolerancia a la frustración, ambas habilidades que ha marcado en su mensaje de sabiduría.
El del Dalai Lama, es amarillo con una esfera color azul al medio. Cada uno de estos colores tiene un significado; el primero representa el mundo real y la tierra, por otro lado, el azul representa el cielo y el espíritu.
Sin embargo, lo más importante que refleja el reloj para el budista es el tiempo, el presente y el ahora, parte central de esta religión que busca la presencia absoluta, sin mirar al ayer ni al mañana, lograr el estado de Nirvana, zen absoluto.
“Solo hay dos días del año sobre los que no se puede hacer nada: uno se llama ayer y otro se llama mañana. Hoy es el día correcto para amar, creer, hacer y sobre todo vivir» Es una de las frases del gurú asiático sobre la importancia de centrarse en el presente.