Luego que la Cámara de Diputados aprobara, el miércoles y después de 14 años de tramitación, la ley que impide la reelección de parlamentarios el tema se dio por zanjado, pero ahora se centrará en lo que es conocido como el juego de las “Sillas Musicales”, debido a que quienes salgan del Congreso tendrán que cambiar de rubro, volver a sus antiguos oficios u optar por postular a otros cargos donde puedan seguir anquilosados en el poder. Lo mismo ocurrirá con alcaldes y concejales, que podrán cambiarse a postular por otro cargo, por ejemplo un diputado que ya no puede seguir en el mismo cargo podría ir de candidato al Senado o alcaldía, lo que sin duda abrirá un nuevo espacio para la disputa y control territorial, entregándole un nuevo aire de sobrevivencia a los desprestigiados partidos políticos.
Con la nueva normativa, 50 senadores y diputados y 96 alcaldes tendrán que abandonar los cargos que mantienen hasta ahora, incluso hay algunos que llevan 20 años, y abrir camino a nuevos rostros o, como en política pasa, a aquellos que los partidos políticos decidan postularlos como candidatos.
La iniciativa tiene como objetivo el mejorar los niveles de confianza de la ciudadanía hacia las instituciones democráticas y las personas que desempeñan funciones en ella, luego de la debacle que registran las encuestas por bastante tiempo sobre el grado de confianza de éstas. Ya que son justamente los congresistas y los partidos políticos los peor evaluados.
Una clave para entender la nueva ley es que en el caso de los diputados, los cargos que duran cuatro años, podrán ser reelegidos en forma sucesiva por dos periodos, mientras que los senadores podrán ser reelegidos hasta por un periodo, debido a que ellos están 8 años en la Cámara Alta.
En cuanto a los alcaldes, la normativa señala que podrán ser reelegidos sucesivamente hasta por dos periodos, igual que los concejales.
Hay que recordar que muchos parlamentarios y alcaldes llevan 20 años en los mismos cargos, por lo que es un duro golpe para su ego y aspiraciones de mantenerse en ellos.
Sin embargo y como toda ley tiene “letra chica”, el proyecto establece que la restricción de repostular se realizará sobre lo denominado “periodos sucesivos”, dejando abierta la puerta para que un parlamentario o alcalde pueda volver a competir estando un periodo fuera del cargo que ostentaba.
Esta situación permitiría el juego de la “Silla Musical”, puesto que algunos parlamentarios impedidos de repostularse al igual que alcaldes puedan ser candidatos a municipios o al Congreso, respectivamente, lo cual no dejaría mucho para las opciones ciudadanas y nuevos rostros.
Incluso, se puede dar también el hecho que quienes abandonen el Congreso puedan ser designados a “dedo”, por el Gobierno de turno, a cargos diplomáticos o en servicios o empresas del Estado tal como se ha visto en la historia política del país desde la llegada de la democracia en 1990.
Y es que es sabido, en política, que todos estos congresistas y ediles que llevan años en el poder ya han establecidos redes de apoyo que permitirían ser unos confiables aspirantes para lograr obtener escaños en el Parlamento o sillones municipales.
Incluso, como dijimos anteriormente, los partidos políticos serán los que definirán los candidatos a las próximas elecciones parlamentarias y municipales, por lo que el colador para “nuevos rostros” quedará supeditado a la buena disposición de las mesas directivas que serán las que en definitiva colocarán los nombres a disposición de la ciudadanía, especialmente en las primarias que haga cada una de las colectividades.
Incluso hay cuestionamientos razonables a la carencia de límite, puesto que esta situación contribuye a crear una “casta” separada de la ciudadanía y que se dedica solamente a la política, viviendo y muriendo en política, lo cual es malo para la población.
Es así que la nueva ley -es la idea- provocará que ingrese aire fresco al Congreso y estamentos donde siempre hemos visto los mismos rostros rotando de puesto en puesto, pero también nos permitirá apreciar quiénes están dispuestos a oxigenar la democracia que fue recuperada en 1990 e irse a los “cuarteles de invierno” como ya lo han hecho varios que ahora ocupan la trinchera de las redes sociales para expresar sus ideas.