Cinco estados de Estados Unidos alcanzaron récords diarios de casos de coronavirus el sábado, y el vicepresidente Mike Pence canceló los eventos de campaña en áreas especialmente afectadas del sur y el oeste de Estados Unidos, deteniendo los planes de reapertura económica, reporta un cable de Reuters.
El número de casos confirmados del virus en Estados Unidos aumentó a 2.544.169 , según un recuento de Reuters. Más de 125.000 estadounidenses han muerto de COVID-19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, lo que supone la cifra oficial de fallecimientos más alta del mundo.
Florida informó el sábado por la mañana de 9.585 nuevas infecciones en las últimas 24 horas, una cifra récord por segundo día consecutivo, mientras que Arizona registró 3.591 nuevos casos de COVID-19, igualando el récord previo del martes.
Por su parte -informa Univisión- que el gobernador de Califorma oreno a los condados Los Ángeles, Ventura, Riverside, San Bernardino, Santa Barbara, Contra Costa, Santa Clara, y Stanislaus el cierre de los bares debido a la escalada de casos de coronavirus que han superado las cifras iniciales de la pandemia en el estado.
Pence canceló los actos programados como parte de la campaña para la reelección del presidente Donald Trump la semana que viene en Florida y Arizona por “una gran dosis de cautela”, según dijeron a Reuters responsables de la campaña.
Por su parte, Nevada reveló 1.099 casos, el doble de su máximo anterior, mientras que Carolina del Sur y Georgia reportaron 1.604 y 1.990 nuevas infecciones, respectivamente, cifras que también marcaron nuevos récord diarios.
El rebrote ha sido más pronunciado en algunos estados del sur y el oeste que reabrieron antes y de manera más abrupta, lo que supone una señal de los peligros que conlleva sacar conclusiones precipitadas sobre el control de la enfermedad.
Por tercer día consecutivo, los nuevos casos de Estados Unidos aumentaron en más de 40.000 el sábado. Estados Unidos ha registrado 2,52 millones de casos desde que comenzó la pandemia.
El empeoramiento del contagio en algunas partes de Estados Unidos ha dividido el país en dos, ya que Nueva York y sus estados vecinos del noreste, que fueron los más afectados inicialmente, están registrando una disminución de los casos y siguen adelante con sus planes de reapertura.
Según Kami Kim, directora de la División de Enfermedades Infecciosas y Medicina Internacional de la Universidad del Sur de Florida, los dirigentes de su estado declararon la victoria demasiado pronto al levantar las restricciones a principios de mayo, al tiempo que lanzaron mensajes contradictorios sobre las mascarillas al no llevarlas ellos mismos.
“Fue una negación completa por parte de un amplio sector político”, sostuvo Kim, que predijo que el estado podría tener que confinarse nuevamente. “Desafortunadamente, nuestra comunidad todavía no se lo toma muy en serio. La gente no lleva mascarillas”.
El gobernador del estado de Washington, Jay Inslee, dijo el sábado que su estado hará una pausa antes de pasar a las siguientes etapas de la reapertura ante el aumento de los casos.
En Texas, un estado que estaba a la vanguardia en la vuelta al trabajo, el gobernador de Texas Greg Abbott ordenó a los bares de todo el estado que cerraran y exigió a los restaurantes que limitaran la capacidad en el interior, reconociendo que había abierto los bares demasiado pronto.
A pesar de que el número de casos se ha disparado, tanto Abbott como el gobernador de Florida, Ron DeSantis, no han cedido a la presión de emitir órdenes a nivel estatal sobre el uso de mascarillas, optando por dejar esa decisión en manos de las autoridades municipales. Tanto Abbott como DeSantis son del Partido Republicano de Trump.