140 años de la toma del Morro de Arica

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Algunos antecedentes del Asalto y toma del Morro de Arica 7 de junio de 1880 preparado por el Departamento Cultural Histórico y de Extensión del Ejército de Chile:

El armamento utilizado por los defensores del morro era heterogéneo y de diversos calibres lo que constituyó un serio problema en el correcto abastecimiento de la munición a los reductos y posiciones. En el caso de la infantería chilena el armamento era homogéneo, ya que utilizaba un solo tipo de munición para los fusiles Comblain y Gras. Estos últimos fusiles habían sido recamarados en Chile por la Fábrica de Cartuchos (actual FAMAE).

Las piezas de artillería de la plaza fortificada del morro eran 14 piezas de distintos calibres; hoy subsisten dos: un Blakely de 9” (250 Libras-Vavasseur)  y un Parrot 4,2” (30 libras). Los 8 cañones Voruz de 68 libras fueron reventados por los defensores, quedando solo algunos trozos. Estos provenían de la corbeta peruana América, que había sido lanzada a tierra en Arica durante el Tsunami del 13 de agosto de 1868.

El 2 de junio una patrulla de cazadores capturó al ingeniero Teodoro Elmore, quien era el encargado de la colocación de las minas y polvorazos lo que permitió conocer en detalle el dispositivo de las defensas de Arica y planificar mejor el Ataque.

El 5 de junio el general Baquedano envía como parlamentario al sargento mayor (Mayor) José la Cruz Salvo a intimar rendición de la plaza fortificada. Bolognesi, quien le consulta a sus oficiales y finalmente entrega una respuesta verbal negativa.

03.00 hrs: A esta hora de la madrugada, después de una marcha de aproximación las tropas chilenas se hallaban a una distancia que variaba entre 1.500 y 2.500 metros respecto de los sitiados, los cuales los esperaban apostados tras los parapetos de sacos de arena, levantados por Elmore.

El Coronel Pedro Lagos había extendido su línea de batalla hasta las proximidades de la playa, más allá del Fuerte Este. Estaba perfectamente seguro del terreno que pisaba, pues a pesar de la lobreguez de la noche, evolucionó con admirable precisión.

Fue guiado por una persona que conocía esos parajes palmo a palmo, como que diariamente traficaba por ellos. Esa persona fue don Carlos Wueguelin, ex propietario del fundo Buena Vista, en cuya casa alojó el Estado Mayor chileno. Antiguo amigo y ex condiscípulo de Baquedano, Wueguelin se prestó de buen grado para servir de guía al Ejército atacante en su viaje nocturno a los cerrillos mencionados en los que pernoctó, esperando los primeros albores para tomar por asalto los Fuertes Este y Ciudadela.

06.00 hrs: La luz apenas permitía ver confusamente los objetos. A esta hora de la mañana los Regimientos atacantes se dirigen a su destino: el 3º de Línea a la derecha, al Fuerte Ciudadela, con campo de tiro al Valle de Azapa y las subidas a la meseta; el 4º de Línea hacia el Fuerte del Este, en el cual había varias trincheras a media falda, minas de dinamita en los lugares de acceso a los Fuertes, y diseminadas otras por todos los caminos. En el Fuerte del Cerro Gordo se encontraba una de las principales oficinas distribuidoras de los hilos eléctricos destinados a hacer estallar los fulminantes, además del Morro y el Hospital.

¡Al Morro! ¡El Morro para el 4º!

Cobrando nueva indignación y nuevo empuje con la explosión del segundo Fuerte, se unieron aceleradamente los dos Batallones del 4º de Línea y pisando los talones a los peruanos, siguieron tras ellos. La mayor parte corría a refugiarse a la fortaleza del Morro, porque muchos de los otros que huían por la derecha hacia la población de Arica, eran alcanzados por el 3º de Línea en esa dirección.

Los Reductos caen uno en pos de otros. Llegan al fondo de la depresión, hay que subir. Una hondonada era lo que faltaba atravesar al 4º de Línea antes de hallarse a las puertas del codiciado Morro.  El enemigo allí parapetado, hacía sobre el 4º de Línea un desesperado fuego, gracias a la presencia en ese recinto del coronel Bolognesi, Jefe de la Plaza, y del Comandante Guillermo Moore, Jefe de la Batería del Morro; este era ex cdte. De la fragata Independencia y  combatió con heroísmo ese día, para redimir su fracaso en el combate naval de Punta Gruesa el 21 de mayo de 1879.

08.00 hrs: Se reciben sobre el Regimiento “Lautaro” en avance, una en pos de otra, dos bombas de a 500 disparadas por los cañones del monitor peruano Manco Capac, quien al ver la bandera chilena en el alto el morro se despide de la vida naval hundiéndose majestuosamente con la bandera peruana al tope después de embarcar la tripulación en los botes. Los Artilleros de las fortalezas de San José, Santa Rosa y 2 de Mayo, habían contemplado en toda su magnitud y en sus menores detalles las distintas etapas del combate, en las asaltadas Baterías (Fuertes) del Este, primero, y en el Morro, después; al convencerse de que toda resistencia era ya inútil, decidieron volar los cañones y santa bárbara, lo que alcanzaron a hacer en parte, en circunstancias que el Regimiento “Lautaro” avanzaba sobre ellos, sosteniendo antes, ligero tiroteo con este cuerpo, el cual perdió en esa ocasión 8 hombres.

El primer oficial, en llegar al Morro fue el subteniente Carlos Aldunate Bascuñán y recibió los sables rendidos de los coroneles Bolognesi y Espinosa.

El primer oficial, en llegar al Morro fue el subteniente Carlos Aldunate Bascuñán y recibió los sables rendidos de los coroneles Bolognesi y Espinosa.

La plaza de Arica cayó en poder de los chilenos en hora y media, más o menos, pero el asalto al Morro demoró apenas 55 minutos a reloj.

El coronel Lagos encomienda al Comandante del “Buín” patrullar la ciudad, con tropa del Regimiento y ordena a los cirujanos y practicantes de cuerpo que establezcan la Ambulancia. Pronto bajan los cirujanos de los buques chilenos en la bahía, con útiles y medicinas. Los cirujanos de las naves extranjeras al ancla en Arica mandan a tierra cirujanos, practicantes, medicina y toda clase de útiles para las primeras curaciones, trabajando con eficacia ejemplar.

Un militar peruano destacado como valiente en el combate fue el coronel Justo Arias Aragues, Cdte. de los granaderos de Tacna, quien cayó al pie de la bandera en la defensa del fuerte Cuidadela, que fue atacado por el 3°de Línea. Es poco conocido porque no era limeño a diferencia de Bolognesi. En el asalto a ese fuerte muere a la cabeza de su compañía el capitán del 3° de línea Tristán Chacón.

La historia peruana dice que el Cdte. del Batallón Iquique, el Coronel Alfonso Ugarte Bernal, se habría lanzado morro abajo con su caballo y estandarte para no ser capturado. De esto hay versiones contrapuestas dado que se dice que su cuerpo lo tenían unas rabonas y posteriormente fue enterrado en el cementerio de Arica hasta su posterior traslado a Lima. Ugarte fue un empresario salitrero iquiqueño, que de su peculio armó e uniformó el Batallón Iquique.

A las 7 de la mañana se arria la bandera peruana por el teniente Casimiro Ibáñez y el sargento José Antonio Roa, y se iza una pequeña bandera de guía tricolor del sargento Roa

El que oficiaba de Jefe del Estado Mayor era el teniente coronel Roque Saenz Peña, combatiente voluntario que era argentino y fue rescatado en dos oportunidades, inicialmente por el capitán Ricardo Silva Arriagada y después por el teniente coronel Duble Almeida, quienes intercedieron por él ante el coronel Lagos en su calidad de hermano masón. Saenz posteriormente, llegaría a ser presidente de Argentina, entre los años 1910 y 1914.

Se encontraban presenciando el ataque ese día los buques extranjeros neutrales de estación en el Pacífico: “Hansa” (alemán), Hussard (francés), Garibaldi (italiano) y el Penguin (británico). Las simpatías con Chile eran de estos últimos. Se hacen apuestas respecto a cuántos días duraría la batalla. Pero contra todo pronóstico en solo 55 minutos la bandera tricolor chilena flameó en el Morro.

El primer oficial, en llegar al Morro fue el subteniente Carlos Aldunate Bascuñán y recibió los sables rendidos de los coroneles Bolognesi y Espinosa.

A las 7 de la mañana se arria la bandera peruana por el teniente Casimiro Ibáñez y el sargento José Antonio Roa, y se iza una pequeña bandera de guía tricolor del sargento Roa, que actualmente se encuentra en el Museo del Morro en la  bóveda norte, junto a la bandera original del 4° de Línea y un ánfora con cenizas de los combatientes.

El Cdte. Juan José de San Martin Penrose, nacido en las montañas de Chillán (Coihueco), ingresó como soldado en 1854 al 4° de Línea, ascendió a subteniente en 1858 y murió al mando de su regimiento el 7 de junio. Hizo toda su carrera en la misma unidad. El Comandante San  Martin  cayó mortalmente herido en el asalto y alcanzó en su agonía a ver izada la bandera chilena en la cima, le pidió a su ayudante que le preguntara al general si aprobaba la conducta de haber llegado con el 4° de Línea a la cima del morro, sin esperar la llegada del 1° de Línea. Falleció a las 11 horas y alcanzó a pedir que le sacaran las presillas identificadoras de su grado y que su cuerpo fuera enterrado en la fosa común con el resto de sus soldados. Hoy esas presillas se encuentran  en el Museo Militar de Santiago y unas similares de época en la bóveda del Museo del Morro.

Las fosas comunes donde están enterrados los soldados del 3° y 4° de Línea son distintas y se encuentran en algún lugar que a la fecha no ha sido ubicado, a pesar de los intentos que se realizan desde 1950.

Parte del General Baquedano al Gobierno

Después de estudiadas las posiciones del enemigo y colocadas convenientemente nuestras fuerzas envié el 5 por la mañana un parlamentario al Jefe de la plaza intimándole rendición, en vista de la inutilidad de su resistencia.

La resolución del coronel Bolognesi fue negativa, y en vista de ella rompí las hostilidades con nuestra Artillería.

Ayer la Escuadra bombardeó la plaza por espacio de tres horas.

Adoptadas las últimas disposiciones, resolví atacar hoy en la madrugada las fortificaciones de esta plaza. Efectivamente los fuegos se rompieron al aclarar, y después de poco más de una hora de un reñido combate, la ciudad estaba en nuestro poder.

El enemigo hizo volar con minas preparadas de antemano algunas de las fortificaciones. Solamente en el Morro quedaron algunos cañones útiles.

El Manco Capac, abrió sus válvulas y se fue a pique, entregándose su capitán y su tripulación prisioneros a bordo del Itata.

Todo el honor de la jornada corresponde a los Regimientos 3º y 4º de Línea, que se batieron con extraordinario arrojo, y el Lautaro que no encontró gran resistencia en el punto que atacó.

El ataque fue dirigido por el coronel don Pedro Lagos.

Las pérdidas del enemigo son grandes y las nuestras ascienden a poco más de 300, no alcanzando a 100 los muertos.

La victoria ha sido completa y por ella felicito al país y al Supremo Gobierno.

Manuel Baquedano.

La captura de Arica costó al Ejército chileno 474 bajas: 4 oficiales muertos, 14 oficiales heridos, 114 muertos de tropa y 337 heridos de tropa.  Las pérdidas de los defensores peruanos fueron, por su parte, 1.900 bajas. Se calculan aproximadamente en: 1.100 muertos, 200 heridos, 500 prisioneros y 100 dispersos.

La noticia de la captura de Arica causó en Chile inmenso entusiasmo. El pueblo de Chile se siente representado por los soldados de infantería en conquista del Morro, a la chilena, al asalto, con la bayoneta y el corvo.

A raíz de la victoria del 7 de junio, el Gobierno chileno asciende a Baquedano al grado de General de División.

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