China amenazó durante la apertura de la Asamblea Nacional Popular, máximo órgano legislativo del país con sistema de partido único, con medidas más enérgicas y restrictivas contra los manifestantes en Hong Kong, aplicando nuevas leyes de seguridad con las que espera acallar las protestas. Están amenazadas, entre otras, la libertad de expresión y reunión, la independencia del sistema judicial y la prensa.
En este contexto, el parlamento chino adoptó este jueves la polémica Ley sobre la Seguridad Nacional en Hong Kong, como respuesta a las grandes manifestaciones prodemocracia del año pasado en la excolonia británica, a pesar a las amenazas de sanciones de Estados Unidos.
Como se esperaba, los casi 3.000 diputados de la Asamblea Nacional Popular (ANP) china adoptaron esta medida que ha reactivado las protestas en Hong Kong. Sólo un diputado votó en contra y seis se abstuvieron.
El anuncio del resultado de la votación fue celebrado con un largo y fuerte aplauso en el marco solemne del Palacio del Pueblo en Beijing, ante la presencia del presidente Xi Jinping.
Paralelamente, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, ha confirmado que Washington ha retirado a Hong Kong su estatus especial al considerar que China ha acabado con la autonomía de la excolonia británica, que estaba garantizada en el tratado anglo-chino que permitió la devolución del poderoso centro financiero internacional a China en 1997.
Beijing ha respondido lanzado una advertencia contra cualquier país que pretenda interferir en los asuntos nacionales de China.
El gesto de Beijing contra el territorio semiautónomo puede interpretarse como otra muestra de la creciente euforia que siente un régimen que se siente cada día más fuerte, mientras que las potencias occidentales todavía sufren los estragos de la pandemia. Pero la declaración no ha sido en vano.
Antes al contrario fue saludada inmediatamente por la Casa Blanca como una provocación. Y el secretario de Estado, Mike Pompeo, avisó de que las consecuencias pueden ser durísimas. «Ninguna persona razonable puede afirmar hoy que Hong Kong mantiene un alto grado de autonomía de China, dados los hechos sobre el terreno», dijo Pompeo, que alabó la posición de Hong Kong como «bastión de la libertad» y lamentó que «si alguna vez EE UU esperó que un Hong Kong libre y próspero proporcionase un modelo para la China autoritaria, está claro que China está modelando a Hong Kong a imagen de sí misma».
A finales de 2019 la Cámara de Representantes de EE UU aprobó por casi unanimidad una ley de Derechos Humanos y Democracia de Hong Kong.
A pesar de que Donald Trump había asegurado repetidamente que su país no pensaba inmiscuirse en las protestas de Hong Kong, la aprobación del texto demostró que la Casa Blanca no pretendía seguir de perfil ante las continuas denuncias por violaciones de los derechos humanos. En mitad de unas negociaciones económicas cruciales entre los dos países, la ley, saludada con ira por Beijing, especifica que el gobierno chino está obligado a demostrar año a año que respeta la autonomía de la ciudad, auténtico bastión democrático frente al coloso.
En caso de no hacerlo EE.UU. se reserva la tomar medidas económicas que pueden afectar, en primer lugar, a la misma Hong Kong, que vería gravemente reducido o incluso anulado el trato preferente que garantiza su prosperidad como centro de negocios internacional.
Polémica ley china
Unos 300 detenidos en Hong Kong, durante las protestas en contra de la tramitación en el Parlamento hongkonés de una polémica legislación, que prevé cárcel y multas contra quienes no cumplan con el preceptivo respeto al himno nacional chino.
La inquietud entre los activistas prodemocracia es máxima.
«Estoy preocupada por la Ley del Himno Nacional. Sé que finalmente se aprobará en el Consejo Legislativo porque los diputados prochinos tienen la mayoría. Llegué a Hong Kong desde China continental cuando era joven, y por eso conozco las sombras de China, me preocupa que China imponga sus valores y su sistema en Hong Kong», comentaba una de las manifestantes.
Sin embargo, las autoridades chinas aseguran que la nueva legislación pretende fomentar el espíritu patriótico y los valores del socialismo. Una eventual condena supondría penas de hasta tres años de cárcel y multas de 5.800 euros.
Amparándose en el artículo 18 de la Ley Básica (una verdadera mini-Constitución) que rige en Hong Kong, la Asamblea Nacional Popular (Parlamento orgánico del régimen chino) aprobó la polémica moción, instando a su Comité Permanente a redactar una ley contra la secesión, subversión, terrorismo e injerencias extranjeras en Hong Kong. Según ese artículo, Pekín puede incluir directamente su legislación nacional en cuestiones de defensa, asuntos exteriores o que estén fuera de los límites del Gobierno regional.
Sin embargo, el Colegio de Abogados del territorio autónomo (aún) recuerda que el artículo 23 de la Ley Básica establece que Hong Kong deberá legislar sus propias normas sobre la traición, secesión, subversión y en relación con las interferencias extranjeras.
Además, la entidad enfatizó que «no hay seguridad de que cumpla con el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos» de la ONU. En este sentido, recuerda que, cuando el Parlamento local quiso promulgar por primera vez una Ley de Seguridad Nacional en 2003, «hubo una auténtica y generalizada preocupación de que infringiera los derechos políticos y civiles de los hongkoneses, incluidas la libertad de expresión y de Prensa». En aquel entonces, rememora el comunicado, «la propuesta fue retirada tras una extensa consulta y una vehemente oposición».
Pero, ahora, Beijing pretende que dicha ley entre en vigor por promulgación del Gobierno de Hong Kong en lugar de por legislación de su Parlamento, por lo que «no hay seguridad de que haya una consulta pública». Para el Colegio de Abogados, «esto no tiene procedentes» porque «al público se le debe permitir la oportunidad de considerar y debatir apropiadamente las propuestas de leyes que afecten a sus derechos y obligaciones personales».
Descalabro financiero e industrial
Hong Kong es uno de los grandes centros financieros del mundo, donde por su ubicación estratégica dispone de miles de millones de inversión de empresas del sector de la informática de todo el mundo.
Junto con Macao, la región era una de las dos únicas provincias Chinas con un régimen especial para el comercio que ahora ha sido revocado para los EE.UU debido a la llamada Ley de Seguridad Nacional que quiere implantar China a esta región y que clasifican duramente como traición, secesión, sedición y subversión de la región hacia el país.
Este golpe a Hong Kong impulsado por dicha Ley del partido comunista Chino hará que la región deje de ser el centro financiero asiático, lo cual es una tragedia para la propia comunidad como para China en general.
Supone perder un centro de economía gigantesco, ya que ahora empresas de todo el mundo están viendo peligrar su negocio en el país asiático y como ya informamos meses atrás, hay una desbandada que se está dirigiendo hacia Taiwán (en menor medida), Corea del Sur y sobre todo la India.
Ya hemos visto lo que supone un paro en la economía de un país, así que detener un centro financiero gigantesco tendrá un impacto mundial, sobre todo en cuanto a fabricación de componentes y semiconductores.
Hablamos de Apple, Foxconn, ASUS y una lista gigantesca de fabricantes y empresas que van a ser testigos de un aislamiento financiero sin precedentes en la historia. China quiere controlar definitivamente Hong Kong y eso le va a costar realmente caro, ya que por ejemplo, su siguiente punto de mira será Macao y más tarde Taiwán.
TSMC ya ha volado y ha depositado medio pie en los Estados Unidos, Apple vuela camino a la India, Foxconn, de la cual depende medio mundo en diversas áreas está viendo peligrar su empresa si China pone un pie en Taiwán y ya planea centrar esfuerzos en diversas filiales para diversificar cargas …
Muchas empresas de primer nivel se van a quedar sin poder acceder a productos como condensadores, ventiladores, VRM, disipadores y un sin fin de pequeños componentes indispensables que actualmente solo se fabrican en China y donde Hong Kong es quien mueve los hilos.
¿Retrasos en los productos? Casi garantizado, ¿Quiebra de varias empresas en apuros y nuevos monopolios? Bastante probable, ¿Encarecimiento de cualquier tipo de producto informático o electrónico? Hay que darlo casi por hecho.
China es y será, al menos por algún tiempo más, el gran fabricante del mundo, pero ninguna empresa está dispuesta a jugarse los cuartos y los beneficios tanto fiscales como económicos en sus cuentas por una disputa arancelaria. Todos han echado ya sus cuentas, muchos han salido del país asiático y el golpe de Hong Kong va a traer unas consecuencias geoeconómicas sin precedentes.
Agarrémonos al asiento, «que vienen curvas», esto no es una guerra económica, es una guerra tecnológica por la supremacía y el control de la tecnología mundial y aunque China tiene el dinero, EE.UU, Europa y en general Occidente entero, tienen a los consumidores. Este es solo un importante capítulo de esta guerra, la cual seguiremos bien de cerca.