El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, declaró el martes un mes de estado de emergencia el martes en Tokio y otras seis prefecturas para combatir la expansión del nuevo coronavirus.
Abe indicó que no habría cuarentenas rígidas como en Europa. El estado de emergencia solo permitirá a la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, y a los responsables de otras seis regiones incluidas tomar más medidas para reforzar las peticiones de distanciamiento social. Casi todas esas medidas serán recomendaciones sin sanciones para los infractores.
El brote de COVID-19, la enfermedad que provoca el virus, se ha extendido y se propaga con rapidez, amenazando la vida y la rutina de la gente, así como la economía. Abe dijo que tenía previsto mantener el estado de emergencia un mes, hasta el 6 de mayo.
Entre las medidas hay una petición de que la gente se quede en casa, recomendaciones para las escuelas sobre cierres temporales y peticiones de que negocios y tiendas no esenciales cierren o aplacen exposiciones y actos públicos. Los infractores no serán sancionados a menos que incumplan órdenes sobre proporcionar o almacenar artículos de emergencia como mascarillas quirúrgicas y material médico.
Aun así, la declaración podría limitar de forma significativa la circulación de gente que entra y sale de la capital. Takahide Kiuchi, economista del Nomura Research Institute, dijo en un informe reciente que el estado de emergencia haría caer el gasto del consumidor en casi 2,5 billones de yenes (23.000 millones de dólares), lo que supondría un descenso del 0,4% en el Producto Interno Bruto de Japón.