Es por esto que Natalia de la Horra, nutricionista de gimnasio Sportlife, entrega algunos tips a considerar en esta ventana de tiempo donde debemos hacer las cosas bien por nuestro bien y el bien de las demás personas:
Comer nutrientes: no existen alimentos milagrosos, por lo cual ninguno por sí solo ayuda a mejorar las defensas ni curará una infección. Ingiere frutas y verduras de hojas verdes oscuro, coles, cebolla y ajo. Nada de esto elimina el coronavirus, pero un sistema inmune fuerte y preparado para otro tipo de infecciones convierte a las personas en huésped menos interesante.
No es hora de hacer dieta: la desnutrición, la carencia de minerales, vitaminas y otros micronutrientes, solo hará que tu sistema inmune no responda bien, ni tampoco tu estado anímico, que está muy relacionado con la respuesta del sistema inmunológico.
No sobre alimentarse: los excesos traen consecuencias muy negativas para la salud, y también a nivel inflamatorio. Es necesario ajustar las cantidades al gasto energético. Eso no significa que se realice dieta, significa que se realice un balance neutro entre los que se consume y lo que se gasta.
Ojo con los multivitamínicos: lo mejor es cubrir los requerimientos a partir de la ingesta de alimentos, pues muchas veces nos auto indicamos vitaminas y minerales, que no solo tienen beneficios limitados ante una ingesta adecuada, sino que además nos dan una falsa idea de protección.
Hidratarse: Bebe mucha agua. Se debe recordar que somos 70% agua.
Mantenerse activo: Realizar el aseo, ordenar un closet o sacar la basura todas las veces que sea necesario. Hacer una rutina de ejercicios que vayan de la mano con el entrenamiento anterior y no que sobrepase intensidades y volúmenes. La idea es mantener los músculos activos, el corazón sano, y controlar la ansiedad.
Dormir bien: cuidar la higiene del sueño y proteger ese momento que es clave para que las defensas se encuentren a tope.
Lava las manos; desinfecta superficies y cuida la contaminación cruzada. Elegir alimentos cocidos sobre los crudos, especialmente los de origen animal. Recordar que una infección gastrointestinal podría derivar en una urgencia hospitalaria.
Guardar alimentos no perecibles, o que tienen larga fecha de caducidad: en este sentido, legumbres secas, fideos, arroz, harinas, sal, salsa de tomate y conservas son un buen ejemplo. Se puede seguir consumiendo un suplemento de proteína o albúmina en polvo, pues estos alimentos ayudan a reemplazar el exceso de carbohidratos en preparaciones habituales.
Ordenar la despensa: organizar los alimentos por “FIFO”, es decir, lo que vence primero va adelante, y lo que vence después va atrás.