El diplomático chino hizo las amenazas en una entrevista dada al diario The Australian Financial Review en la que advierte que el impulso de Australia provocaría que los turistas chinos tuvieran «dudas» acerca de visita Australia, mientras que los padres de los estudiantes también pensarían si «este es el mejor lugar para enviar a sus hijos aquí (…) Tal vez la gente común dirá ‘¿Por qué deberíamos beber vino australiano? ¿Comer carne de res australiana?'», dijo el representante del régimen chino agregando que una investigación internacional crearía «sospecha, recriminación o división»:“Recurrir a la sospecha, la recriminación o la división en un momento tan crítico solo podría socavar los esfuerzos mundiales para luchar contra esta pandemia”, sentenció amenazante el representante chino. .

Pero la respuesta de Canberra no se dejó esperar la ministra de Relaciones Exteriores, Marise Payne, ente varios argumentos señalo que los expertos en seguridad nacional advirtieron que Australia necesitaba reducir la dependencia económica con el gigante asiático.

El comercio australiano con Beijing –según datos de publicados por The Sydney Morning Herald– “La segunda economía más grande del mundo representa una cuarta parte de todas las exportaciones australianas, con un valor de $ 153 mil millones en 2018-19 después de crecer al 10 por ciento anual durante los últimos cinco años. El mineral de hierro y el carbón representan más del 25 por ciento del valor total. Las exportaciones de alimentos, que incluyen carne de res, mariscos y productos lácteos, por un valor de más de $ 12 mil millones al año, también están financieramente expuestos a una relación deteriorada”, señala.

Las amenazas del embajador se produjeron el mismo día en que un alto funcionario de la Organización Mundial de la Salud dijo al Sydney Morning Herald y The Age que los llamados de Australia para una revisión independiente habían sido bien recibidos en el escenario mundial, ya que era un «gran agente honesto».

También siguieron las revelaciones de que un informe de la Unión Europea sobre la desinformación china y rusa sobre el coronavirus fue diluido después de la presión de Beijing , con referencias a China que realizaba una campaña de «desinformación global» y las críticas chinas a la reacción de Francia ante la pandemia borrada.

Richard McGregor, investigador principal del Instituto Lowy de Australia dijo que los comentarios del embajador chino deben interpretarse como una amenaza directa del gobierno: «Cuando habla de consumidores chinos, realmente se refiere al estado chino. Esto sería un boicot dirigido por el gobierno, no un boicot dirigido por el consumidor «.

McGregor dijo que las embajadas chinas emitían amenazas similares en todo el mundo en países críticos con su manejo de COVID-19: «Es normal que los chinos mantengan amenazas de algún tipo de boicot o sanciones comerciales en disputas políticas».

Rory Medcalf, director del Colegio de Seguridad Nacional de la Universidad Nacional de Australia, dijo que era «decepcionante y contraproducente» amenazar las consecuencias económicas «simplemente porque queremos descubrir el origen de la calamidad global de COVID-19».

Medcalf dijo que Australia probablemente construiría una economía «más resistente a la coerción económica extranjera, incluso si eso implica dificultades a corto plazo».

«Hace unos años, muchos políticos australianos estaban asustados ante la perspectiva de la más mínima indirecta de la acción china contra industrias como el turismo, la educación, el vino y el carbón», dijo el profesor Medcalf.

«Pero ahora, a través de su supresión temprana de la verdad en lugar de la pandemia, el Estado-Partido chino ha infligido inadvertidamente más daño en muchas economías de lo que sus amenazas de coerción podrían jamás».

Un informe de 2017 del Colegio de Seguridad Nacional de la ANU encontró que las percepciones de la vulnerabilidad de Australia a la presión económica china eran exageradas, ya que los sectores que tendrían el mayor impacto en Australia, especialmente a través del comercio de mineral de hierro, también paralizarían a Beijing.

Aumenta presión por investigación internacional

Tanto China como la Organización Mundial de la Salud (OMS) están siendo sometidas a un gran escrutinio por parte de la comunidad internacional por su gestión de la pandemia de coronavirus, que ha dejado ya más de 171.000 muertos y casi 2,5 millones de casos en todo el mundo, reseña un cable de Europa Press.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció a mediados de abril la suspensión de los fondos destinados a la organización, a la que ha acusado de «defender las acciones del Gobierno chino» y ayudar a «ocultar el peligro y la extensión que podía tener el brote».

Países como Francia, Alemania o Reino Unido se han sumado ya a las dudas sobre la gestión de la crisis por parte de China y han puesto sobre la mesa la posibilidad de llevar a cabo una pesquisa de tal envergadura. China, por su parte, ha rechazado las críticas.