Tras pasar horribles períodos de emergencia, con miles de muertos, decenas de miles de contagiados y países virtualmente paralizados, los gobiernos europeos lentamente están poniendo sobre la mesa sus planes de desescalada, para llegar a la que se ha dado en llamar la «nueva normalidad». Sin embargo, los países del sur de Europa observan con especial atención la evolución en naciones como Alemania, donde los comercios llevan más de una semana abiertos. No obstante, aún es demasiado pronto para saber si, pese a la reapertura, el coronavirus se está poniendo realmente bajo control.
En todos los casos, eso si, prima la prudencia para evitar una segunda oleada de la pandemia, que podría ser aún peor y letal para la economías del Viejo Continente.
Francia empezará a reabrir el 11 de mayo, pero lo hará de forma muy gradual y adaptándose a la situación en cada territorio. Es más, el primer ministro Edouard Philippe advierte de que el desconfinamiento se pospondrá si no se mantiene el descenso en el número de contagios.
En España, en tanto, el criticado gobierno de Pedro Sánchez ha aprobado un plan en cuatro fases, con distintos niveles de apertura, que se aplicará también por territorios, según la evolución de la enfermedad. Los colegios, no obstante, seguirán cerrados hasta septiembre.
«La duración máxima (de la desescalada), en caso de que todo vaya como hasta ahora, y por eso quiero decirlo entre paréntesis y con la máxima precaución, queremos que sea de 8 semanas para todo el territorio español. Por lo tanto, a finales de junio estaríamos como país en la nueva normalidad.», señaló Sánchez.
Portugal, por su parte, con 948 muertos por covid-19 hasta el momento, el estado de emergencia se levantará el próximo sábado 2 de mayo dando paso a un estado de «calamidad», lo que supone que se flexibiliza el confinamiento, pero se mantiene un «control permanente», como explicó el presidente luso Marcelo Rebelo de Sousa.
«Estamos entrando en la tercera fase, que sigue siendo la de controlar la situación. La tercera fase no puede ser vista como normal y estabilizadora. No, sigue siendo una fase de control de la situación, pero con una reanudación o una apertura gradual», señaló el Mandatario.
En Grecia, la fecha clave es el 4 de mayo, cuando parte de los comercios volverán a abrir, el resto lo harán a lo largo del mes. No obstante, se mantienen las restricciones a los desplazamientos, pues los griegos no podrán salir de su región de residencia.
Las dudas de Alemania
Los ojos puestos en la principal potencia de la Unión Europea no dejan de tener razón ya que, pese a los anuncios previos de progresiva flexibilización de las medidas restrictivas, la canciller Angela Merkel ya advirtió el jueves de la pasada semana ante el Parlamento en Berlín sobre una flexibilización demasiado rápida de las restricciones impuestas por la pandemia del coronavirus.
Merkel criticó la implementación «en parte muy enérgica, por no decir demasiado enérgica» en algunos estados federados alemanes de la apertura escalonada de la actividad económica y social acordada la semana pasada con los gobiernos regionales.
Entre otras cosas se dispuso el 15 de abril que las tiendas de hasta 800 metros cuadrados pudieran reabrir desde el lunes pasado, luego de que se registrar un descenso de las cifras diarias de nuevas infecciones. Sin embargo, las estrictas restricciones de contacto se extendieron al menos hasta principios de mayo.
Merkel dijo ante el Bundestag que apoya esas decisiones con total convicción, «pero su implementación desde entonces me preocupa».
«No arriesguemos lo que hemos conseguido», dijo Merkel. Advirtió que las restricciones debidas a la pandemia serían duraderas, que la cuestión de cómo evitar que el virus sobrecargue el sistema de atención sanitaria y cueste la vida a innumerables personas seguirá siendo la cuestión central para los políticos de Alemania y Europa durante mucho tiempo.
«Si reunimos la mayor perseverancia y disciplina posibles, especialmente al comienzo de esta pandemia, estaremos en condiciones de reanudar la vida económica, social y pública más rápidamente y de manera sostenible», subrayó la jefa de gobierno. Y añadió: «Y podremos hacerlo más rápidamente que si nos adormecemos demasiado pronto en una falsa sensación de seguridad, especialmente al principio, basados en cifras alentadoras de infección».
Solo así se podría evitar «tener que aislar a grupos de personas de todos los demás durante meses y vivir con condiciones terribles en nuestros hospitales».
«No estamos viviendo en la fase final de la pandemia, sino en su comienzo. Tendremos que vivir con este virus durante mucho tiempo», advirtió. Señaló que el número de nuevas infecciones en Alemania es un éxito provisional. «Pero precisamente porque las cifras dan lugar a la esperanza, me siento obligada a decir: este resultado provisional es frágil. Estamos patinando sobre el hielo más fino».
Con información de Euronews y DPA