El contagio emocional se produce a través de un tipo de neuronas, llamadas “Neuronas espejo”, que hacen que las emociones se puedan contagiar de una persona a otra. ¿Cómo evitarlo? Así como en el Coronavirus, la respuesta nace de cada persona,y el primer paso está en darse cuenta qué están transmitiendo estas emociones, para evitar su propagación.
El miedo a contagiarnos de Coronavirus y morirnos, la incertidumbre ante el encierro, y la sensación de que quizás no podremos ver más a nuestras familias, ha generado amargas sensaciones dentro del núcleo familiar, las que sin querer, vamos contagiando rápidamente a quienes viven con nosotros y también a las personas con las que interactuamos virtualmente a menudo.
Es en estos momentos donde el concepto “Contagio Emocional” toma una gran fuerza y puede ser más nocivo que los mismos efectos del Coronavirus, puesto que, si sólo un miembro de la familia cae en la desesperación, esto se traspasará a los hijos, cónyugue o quienes estén a su alrededor, cayendo todos en un espiral de emociones negativas, que nos hará más difícil la tarea.
Así lo explica el académico magíster en Políticas Públicas y candidato a doctor en Psicología Positiva, Álvaro Acuña, quien señala que hoy algunos entienden que el sistema está andando y que si hacemos lo correcto todo estará bien y esa explicación les produce tranquilidad, serenidad.
“Otros en cambio ven en esta situación, el “acabo” de todo, el “fin” y no tienen a qué aferrarse para ser salvados, de hecho algunos citan textos bíblicos, otros cuestionan la información que se entrega por parte de las autoridades (es que no nos quieren decir que moriremos), acciones que producen emociones negativas como el miedo, pánico y la angustia”.
¿Qué podemos hacer? El también escritor y, autor del libro Antes de Vivir, historia que invita al lector a través de la psicología positiva, a enfrentar las adversidades de la vida, señala que para evitar este contagio emocional es necesario cambiar la forma en la que nos estamos explicando los diversos eventos que están sucediendo en torno a la pandemia, y entrega así tres estrategias para hacer este cambio:
– Si se piensa que son pensamientos que traemos arraigados desde que nacemos, se verá de manera muy difícil, pero se logra partiendo por algo y la forma de partir en este caso, es tomar conciencia de que estamos siendo catastróficos y pesimistas y luego, desde ahí, comenzar a cambiar las formas de pensar, comenzar el proceso de “restructuración cognitiva” que es una de las estrategias de regulación emocional más compleja pero con mejores resultados.
– Otra estrategia de regulación emocional que enseña el especialista, y que es relativamente fácil de ejecutar es el “Cambio atencional”, lo que quiere decir dejar de poner atención a la pandemia y poner la atención en otra cosa: Una película, un libro, entre otras cosas que sean de nuestro interés.
– Si aún así nada resulta, entonces la persona necesitará un extra que lo o la motive, algo que la obligue a hacer el máximo esfuerzo por dejar de tener pena, miedo, pánico, tristeza y eso es pensar en el daño que le puedes provocar a otro, a través del contagio emocional.
“La Neurociencia es un campo de la ciencia que dentro de sus estudios ha desarrollado el concepto de “Contagio emocional” el cual hace alusión a que las emociones que tengamos pueden contagiarse a otros, sobre todo a los más cercanos. Es decir, que la pena, tristeza, miedo y pánico, usted puede estar contagiándoselo a las personas que más estima, generando en su casa, un ambiente tóxico, oscuro, de fin de mundo, generando en las personas que quiere un estado emocional que quizás ellos por sí solos no lo tendrían. Nadie que quiera a otra persona quiere hacerle daño, entonces ¿por qué usted lo hace?”.
El contagio emocional se produce a través de un tipo de neuronas, llamadas “Neuronas espejo”, que hacen que las emociones se puedan contagiar de una persona a otra. La persona puede estar sonriendo, pero a las neuronas no las engaña y saben el miedo que está sintiendo y eso transmitido a la otra persona, que la recibe a través de sus propias neuronas.
“Imagínese si tiene hijos, ellos, los pequeños no son muy consientes en entender lo qué sucede y hacen caso de lo que nosotros, los adultos, les decimos y transmitimos. Eso hermoso que le quiere contar a los niños para que estén tranquilos, debe ser coherente con lo que está sintiendo, porque de lo contrario, su historia no tendrá el efecto esperado y el niño y la niña, sufrirán por cosas que quizá nunca pasaran”.
El experto llama entonces a seguir los tres pasos señalados, para lograr una gran cadena de amor positivo, que otorgue una esperanza para cada individuo y para todos los que lo rodean.