Hay momentos críticos en la historia en que se prueba la nobleza, compromiso, lealtad y amor de los chilenos con su patria. Esta es, sin duda, uno de esas ocasiones. La pandemia del Covid-19 que azota al país y al mundo nos dejará un valioso legado en nuestra historia como nación: la manera como los chilenos enfrentamos esta crisis con unidad, generosidad y solidaridad, y el surgimiento de un nuevo modelo de héroes o compatriotas comprometidos por nuestro país. En un país donde siempre hemos sido injustos e ingratos con nuestros héroes y ciudadanos ejemplares, los reconocimientos y homenajes siempre llegan tarde. Han debido partir al más allá para agradecerles como corresponde. ¡Es el pago de Chile!
Cuántas veces, estimado lector, ha pasado frente a monumentos de nuestros grandes héroes y se ha detenido siquiera un momento para contemplarlo y averiguar quién es. Muy pocas de seguro. Ellos que han dado su vida por nuestra independencia o libertad o que han efectuado aportes notables al desarrollo de nuestra sociedad, son testigos de nuestra ingratitud. Son héroes del ayer que los chilenos del hoy castigan con la indiferencia. No solo eso, sino que incluso algunos chilenos -en una actitud típicamente antipatriótica- se jactan de destruir o dañar la memoria de nuestros antepasados. Esa primera línea que vimos en la Plaza Baquedano o en la Plaza Sotomayor, por mencionar solo algunos ejemplos, merece toda nuestra condena y rechazo. Sin embargo, la actual crisis sanitaria está generando una conciencia sobre la importancia de nuestros héroes en la construcción de una identidad nacional. Generación tras generación, estos ilustres personajes han legado para las generaciones venideras un conjunto de valores de los cuales somos responsables continuadores.
Pero estamos a tiempo de reconocer y agradecer a los héroes de hoy. Esos chilenos comunes y corrientes, aunque excepcionales, que han dejado todo de lado, incluyendo familia y comodidades, por atender el llamado que les hace el país y los chilenos para demostrarnos todo su coraje, compromiso y lealtad. No son los héroes de hierro ni de capa y espada. Son los ídolos de carne y hueso. Me refiero a nuestras Fuerzas Armadas, Carabineros, profesionales y funcionarios de la salud, bomberos, brigadistas forestales, recolectores de basura, cajeros, voluntarios, entre otros chilenos ejemplares, que no buscan el reconocimiento y han pasado merecidamente a la primera línea, desplazando a políticos, alcaldes, periodistas, futbolistas, rostros y otros personajes de la farándula política y mediática local. Esta crisis ha dejado en evidencia que nuestro concepto de ídolo o héroe ha cambiado para bien, premiándose el esfuerzo, generosidad y solidaridad por sobre otras actitudes más triviales. Ellos se han dado al máximo y han estado a la altura de las circunstancias y más.
Debemos cuidar y proteger a estos chilenos ejemplares. No solo debemos garantizarles todas las condiciones sanitarias y entregarles todas las herramientas tecnológicas para ayudarlos en su tarea, sino que también debemos preocuparnos de crear las condiciones legales para que puedan desempeñarse de manera tranquila y segura. Para quienes deben cuidar el orden público y garantizar la aplicación del estado de emergencia, este ultimo aspecto resulta crucial. En este sentido, sería interesante que pudiera evaluarse -y eventualmente replicarse- en nuestro país la reciente medida legal del gobierno de Perú de eximir de responsabilidad penal y de otorgar asesoría legal gratuita a los militares y policías que lesionen o causen la muerte a personas, en legítima defensa, mientras patrullan las calles para hacer cumplir la cuarentena obligatoria por el coronavirus. ¿Cómo andaríamos por casa con algo así? Aunque para algunos lectores esta medida puede resultarle algo difícil de digerir, sería una evidente muestra de determinación y coraje del Ejecutivo frente a la discusión nacional acerca de la efectividad de las Reglas de Uso de la Fuerza de la Fuerza en Estados de Excepción Constitucional (RUF). Me sentiría muy orgulloso que nuestro país siguiera el ejemplo de nuestros vecinos del norte.
Pero no basta con proteger a estos hombres y mujeres excepcionales. También debemos reconocerlos y apoyarlos. El momento es hoy y no mañana.
Hay varias maneras de ser un compatriota agradecido. Una de ellas es muy simple pero profunda: dar gracias a todos esos chilenos valientes, generosos y solidarios que están dando el máximo por usted y sus familias. Si usted estimado lector es de aquellos como yo que ha visto en las redes sociales como en España le cantan el himno nacional a sus soldados mientras patrullan, entenderá a que me refiero. Me imagino que se le pusieron los pelos de punta, al igual que a mi. ¿Cómo hacerlo si estoy en cuarentena? Bueno, mi sugerencia es que despliegue la bandera chilena en algún lugar visible de su casa. Será el mejor homenaje para todos ellos. No lleguemos tarde, como ha sido nuestra mezquina costumbre a lo largo de la historia. Saquémonos ahora ese estigma de que los chilenos somos ingratos con nuestros héroes.
