Colchane es una localidad chilena situada en la frontera con Bolivia, al otro lado está Pisiga, un poco mas grande, que cuenta con electricidad las 24 horas y mayor población y servicios, muchos de los habitantes de Colchane se abastecen cotidianamente en Pisiga. Es pleno altiplano, más de 3000 metros sobre el nivel del mar. De escasa agricultura y duras condiciones climáticas, con temperaturas menores a los cero grados en la madrugada.

Se trata de uno de los principales pasos internacionales entre ambos países, el punto fronterizo mas cercano a Iquique y su Zofri. Lugar de intenso transito de mercancías, turistas y migrantes. La población mayoritaria a ambos lados es de origen aymara, que convive en paz y cooperación.

En ese punto geográfico se han ido concentrando un grupo importante de ciudadanos bolivianos que quieren regresar a su país. Hoy son mas 700 según las autoridades locales, la mayoría ingresó a Chile como turistas o de forma ilegal, pero con un mismo propósito: buscar trabajo. También existe un grupo menor de bolivianos con residencia en Chile, pero hoy desempleados como consecuencia de la desactivación que ha provocado la pandemia.

Días antes se había concentrado un grupo cercano a los 400 ciudadanos bolivianos que fueron admitidos, mediante una adecuada cooperación entre las autoridades de ambos países. Una vez en su país fueron concentrados en un improvisado campamento, denominado “Tata Santiago”, donde en diversas carpas pasan la cuarentena de 14 días.

Pero el número se ha ido incrementando y a la fecha son mas los ciudadanos bolivianos a los cuales se les impide su regreso. Pocos días atrás se produjeron violentos incidentes con efectivos militares que les impidieron el paso. En el incidente según las autoridades bolivianas se habría detenido a agitadores, uno de los cuales habría sido condenado a 3 años de prisión. Llama la atención la rapidez de este proceso y su legalidad.

¿Porque se les impide a estas personas el derecho a vivir en su propio país?

Bolivia ha decretado el cierre de sus fronteras. Esa es una medida que muchos países han adoptado, comprensible en las condiciones actuales. Pero la inmensa mayoría también busca repatriar a sus compatriotas que han quedado varados. Bolivia ya lo ha hecho, y del propio Chile ha permitido el retorno de un avión chárter hace pocos días con unas decenas de retornados que lo financiaron de su propio bolsillo. Hoy están en hoteles paceños haciendo su correspondiente cuarentena. Tenían dinero para hacerlo, bien por ellos.

¿Por qué se les impide el retorno a los varados en Colchane? Las autoridades altiplánicas han sugerido una amenaza: se trataría de una operación política del MAS. Esto ha sido desmentido por el alcalde de Colchane, quien ve con desesperación y escasísimos recursos, como se acumulan hombres y mujeres con hambre y muchos durmiendo al aire libre. El ministro de Justicia lo explicó fácilmente: el alcalde chileno Javier García, electo por la centro – derechista Renovación Nacional, sería del MAS. SIC.

Por cierto, cabe preguntarse si ser simpatizante del MAS es un delito tan grave que condena a la expatriación. Por su parte el ministro de Transporte sugirió que era el gobierno chileno el que estaba promoviendo este incidente. Podría preguntarle al cónsul boliviano en Iquique, quien mantiene las oficinas cerradas y según García, no responde llamadas. El Director de Migración no se quedó atrás, se trataría de una operación destinada a desestabilizar al gobierno.

Tiene toda la razón el gobierno de la Paz de cuidar sus fronteras, tiene todo el derecho de hacer respetar la cuarentena. ¿Porque no habilita otros campamentos como el de Tata Santiago? ¿Cual es el sentido de tratar de politizar el caso? Peor aún, si un boliviano procedente de Chile que llega en avión no tiene problemas de ingreso, ¿porque no ocurre lo mismo con los que regresan a pie?

Ambos países desgraciadamente carecemos de relaciones diplomáticas. Pero mantenemos relaciones a nivel consular. Los cónsules son autoridades que precisamente tienen la responsabilidad de atender los asuntos referidos a los connacionales respectivos en territorio extranjero. Existe un mecanismo vigente: el Comité de Frontera, que se ha reunido varias veces, incluso en medio de periodos difíciles. En ese comité participan los cónsules, las policías de ambos lados, los aduaneros, entre otros. Hablando se entiende la gente, y para ello las autoridades de ambos países pueden cooperar en darle solución a este drama humanitario.

Un dato destacable en este triste episodio. La decidida actuación humanitaria del municipio de Colchane, quizás uno de los mas pequeños y pobres del país. Destaca el liderazgo del alcalde García, de origen aymara (al igual que la doctora lzkia Siches). Como dice el mismo, los aymaras no discriminamos, el sentido comunitario y de cooperación frente a las dificultades es parte de nuestra cultura (yo también soy hijo de la Tierra). También lo es el hablar siempre con la verdad. Bien por el alcalde y sus colaboradores.

Al cierre de esta crónica, llegó una buena noticia desde Iquique, porque en la tarde de este domingo se habilitó el Liceo Libertador Bernardo O’Higgins (A-7) para albergar a más de 600 ciudadanos bolivianos que han estado varados en las comunas de Huara y Colchane, a la espera de la apertura de la frontera que les permita ingresar a su país.

El alcalde Iquique, Mauricio Soria, le entregó la noticia al edil de Colchane, Javier García, para que este les anunciara sobre su traslado. “La autoridad a cargo del Estado de Excepción nos solicitó generar este albergue ante la inminente crisis humanitaria que se puede desatar en el interior y hemos acudido a este llamado porque no podemos dejar a estas personas en la situación en que están”, expresó el edil.