China expulsará a los periodistas de nacionalidad estadounidense de cinco medios de ese país: The New York Times, The Washington Post, The Wall Street Journal, Voice of America y Time. La medida se ha dado a conocer en un comunicado del Ministerio de Exteriores emitido en las últimas horas, en medio de una amplia ofensiva internacional promovida por Beijing para limpiar la imagen de la potencia asiática por su papel en la pandemia de la Covid-19.
De hecho, el nuevo relato promovido desde dicho país apunta actualmente al rol que juega en la contención y colaboración con diversos países afectados para combatir el virus, mientras censura, ataca o minimiza cualquier referencia a su pobre papel en el inicio del contagio, la escasa información entregada a sus propios ciudadanos o sus fuertes presiones en contra de la Organización Mundial de la Salud en diciembre del año pasado para que retrasara la declaratoria de alerta global.
Es así que el país asiático ha lanzado una amplia campaña de censura contra todas las declaraciones que, por ejemplo, se refieran a esta crisis como el virus chino, algo habitual por ejemplo en Estados Unidos, y que ha llevado a un deterioro drástico de las relaciones entre Washington y Beijing en medio de la crisis sanitaria. Así, el secretario de Estado, Mike Pompeo, convocó la semana pasada al embajador chino en la capital estadounidense para pedir explicaciones después de que un portavoz del Ministerio de Exteriores chino promoviera en Twitter ―red social prohibida en China― la teoría de que el virus pudo llegar a Wuhan, donde se detectaron los primeros casos, traído por las Fuerzas Armadas estadounidenses.
A su vez, el presidente estadounidense, Donald Trump, y el propio Pompeo han irritado a Beojing al referirse en varias ocasiones al patógeno como “virus chino” o “virus de Wuhan”.
Esta decisión es de una dureza sin precedentes, por la cantidad de expulsados y por prohibir que puedan trabajar en Macao o Hong Kong, territorios con leyes distintas a las chinas.
El comunicado indica que se trata de una represalia contra la decisión de EE.UU., el pasado 19 febrero, de imponer medidas restrictivas a las corresponsalías de varios medios estatales chinos en su territorio, al considerarlos un brazo de la propaganda oficial de su país.
Al día siguiente de aquel anuncio estadounidense, el gobierno chino declaró la expulsión de tres periodistas del Wall Street Journal, con el argumento de que este diario económico había publicado días atrás un artículo de opinión con un titular racista.
El último comunicado chino declara también a los medios castigados como entidades oficiales estadounidenses, controladas por el Gobierno en Washington.
Las medidas, explica el texto, “son completamente necesarias y recíprocas y China se ve obligada a tomarlas como respuesta a la opresión poco razonable que los medios chinos experimentan en Estados Unidos. Son una autodefensa legítima y justificada en cualquier sentido. Lo que Estados Unidos ha hecho es atacar exclusivamente medios chinos, y por tanto ha estado motivado por una mentalidad de la Guerra Fría y la parcialidad ideológica”.
Censura contra Vargas Llosa
Más curiosa resulta la tajante censura del gobierno chino contra el premio nobel peruano-español Mario Vargas Llosa, quien ha sido tachado de publicar «opiniones irresponsables» por el Gobierno de la República Popular China tras expresar en una columna escrita para el diario español El País, que «el espanto que causa ese virus proveniente de China ocupa todos los noticiarios y radios y periódicos» y denunciar sin escrúpulos los métodos que se llevaron a cabo para «silenciar» las primeras denuncias de la presencia del coronavirus en el país asiático.
La tribuna titulada ‘¿Regreso al Medioevo?’ presenta una estocada por parte de Vargas Llosa hacia las decisiones que había tomado este Gobierno en las primeras fases del Covid-19. «Nadie parece advertir que nada de esto podría estar ocurriendo en el mundo si China Popular fuera un país libre y democrático y no la dictadura que es», señaló el escritor peruano.
«Por lo menos un médico prestigioso, y acaso fueran varios, detectó este virus con mucha anticipación y, en vez de tomar las medidas correspondientes, el Gobierno intentó ocultar la noticia, y silenció esa voz o esas voces sensatas y trató de impedir que la noticia se difundiera, como hacen todas las dictaduras», agregó el destacado novelista.
Las palabras de Vargas Llosa llegaron a ser suficientes para que la Embajada de China en Lima (Perú) tomara acción y enviara un comunicado contra él alegando que en su columna habían «críticas absurdas y sin fundamento contra China», además de presentar razones por las cuales no se puede «dar origen» al coronavirus en suelo chino.
«La Organización Mundial de Salud (OMS) expresó claramente que no se ha logrado identificar el origen del Covid-19 hasta el momento», explicó el comunicado oficial.
La sanción dentro de China fue inmediata, y las obras del autor fueron eliminadas de manera inmediata de las estanterías de las principales librerías chinas y la mayor parte de sus sitios en internet. Ahora, da lo mismo si Llosa —como se le conoce en el país asiático— ha visitado varias veces su suelo y ha sido muy admirado por sus pobladores, ya que en el sitio web de DangDang aparecen pocos de sus títulos, mientras que en el sitio de Taobao (uno de los principales sitios de China) el apellido aparece solo en obras antiguas y en muy poca disponibilidad.