La Plaza Baquedano, hoy rebautizada -por algunos miles- como Plaza de la Dignidad, refleja el total desapego y desconexión de muchos con la historia del país, culminando con un conjunto monumental ícono de Santiago Capital prácticamente destruido.

A diferencia de Prat y los heroicos episodios navales, las victorias militares del Ejército han pasado a la historia sin arraigo popular.

Los héroes del Ejército no están en el inconsciente colectivo popular como ocurre con el comandante de la corbeta Esmeralda y, sin duda, el gran responsable es la propia institución castrense, que no cultivó ese relato épico y romántico que sí hizo la Armada con sus marinos y el resultado salta a la vista en cómo el monumento al General Manuel Baquedano, el mismo que entró victorioso en Lima tras la derrota del Perú, está hoy convertido literalmente es un basural.

Lo peor es que, al igual que el Monumento a los Héroes de Iquique en Valparaíso, también es una tumba, ya que a los pies, y de frente al general, yace el Soldado Desconocido, cuya cripta este sábado de marzo era una lamentable hoguera humeante de basura quemada.

A la izquierda la tumba del Soldado Desconocido convertida en basural. Al medio día de este sábado 14 de marzo, aún humeaba maloliente la basura quemada en la tumba. A la derecha la plaza de la tumba en foto tomada por Infogate el 31 julio 2016.

Cabe recordar que en 1931 se trasladaron los restos de un soldado desconocido muerto en batalla durante la Guerra del Pacífico, para que fuera enterrado a los pies del monumento, como homenaje a cada uno de los chilenos caídos en defensa de la Patria. Sobre su lápida se lee: «Aquí descansa uno de los soldados con que el General Baquedano forjó los triunfos del heroísmo chileno».

En los costados de la base del monumento sobresalen dos relieves, que recrean las batallas de Chorrillos y Miraflores y que sellaron la victoria militar chilena sobre Perú.

El bajo relieve del costado de Monumento que recuerda la Batalla de Chorrillos totalmente mutilado y a la derecha como era esta escultura. (Foto Infogate)

Todos estos testimonios que relatan la historia el país han sido destruidos en estos cinco meses de protestas, algo impensado en cualquier país donde se producen alzamientos populares como el ocurrido en Chile. De hecho, los chalecos amarillos en Paris han respetado los monumentos franceses, o en Lima las grandes protestas ocurridas en décadas pasadas tampoco tocaron las estatuas que relatan la historia del país; menos ha ocurrido en Argentina, donde pese a las manifestaciones y enfrentamientos monumentales, no se ha tocado la memoria histórica.

En Chile, desgraciadamente, ha ocurrido lo contrario. Muchos dirán que Baquedano es símbolo de una guerra comercial como fue la del Pacífico, pero guste o no, es parte de esa historia chilena que forjó nuestra Nación, y quienes ofrendaron sus vidas como ese soldado desconocido cuya tumba este sábado 14 de marzo era una humeante fogata de basuras, pertenecían a los enganches y a los sectores más sencillos de la chilenidad de 1879, esa chilenidad reflejada asimismo en el monumento al Roto Chileno en el Barrio Yungay, que también ha sufrido algunos estragos por parte de un grupo de gente que no ha entendido de las reales reivindicaciones ciudadanas, sino solo de olvidar la memoria histórica del país y de ellos mismos.