Durante los últimos meses, Australia se ha visto atormentada por desastres naturales causados por la climatología extrema, desde devastadores incendios empeorados por la sequía a inundaciones repentinas cuando esta acabó.
Las plantas han evolucionado para proteger sus capullos del fuego, así pueden volver a brotar después de que se queme su superficie, o aprovechar los nutrientes de la ceniza, estas son llamadas plantas pirófilas. No es raro verlas floreciendo en masa tras un incendio devastador, y sus colores verdes y rojos brillantes contra el paisaje ennegrecido produce un asombroso efecto visual. Pero a pesar de que este ciclo de arder y renacer es normal en la vegetación australiana, la flora y fauna supervivientes aún tienen bastantes desafíos por delante.