Con el final de febrero, se viene el final de calma relativa (sin olvidar la PSU y la muerte del barrista de Colo Colo) que vivió el Gobierno durante las vacaciones veraniegas, y con ello se avecina un complejo mes de marzo, con unja serie de hitos y marchas ya anunciadas.
La Moneda no ha permanecido ociosa en este período y ha preparado sus cartas para el «Súper Marzo», concentrando en Festival de la Canción de Viña de Mar sus esfuerzos de seguridad como una verdadera prueba de fuego, poniendo en acción los equipos re entrenados de Fuerzas Especiales de Carabineros, nuevo equipamiento anti disturbios, la coordinación operativa con la Policía de Investigaciones y un amplio despliegue de autoridades en terreno.
La premisa, como señalan fuentes de Palacio, es garantizar por una parte el desarrollo normal de un evento masivo de impacto internacional como el Festival, hacer frente a los grupos violentistas que amenazan su desarrollo, y tener la capacidad de reaccionar y flexibilizar ante los cambios de los incidentes en terreno.
No es menor que con un despliegue de más de 1.200 efectivos de la policía uniformada (incluyendo un importante refuerzo de personal de Santiago), se haya tenido que lamentar el domingo 23, primer día del evento, graves incidentes, saqueos y destrucción de propiedad pública y privada en un amplio perímetro del centro de la Ciudad Jardín (incluyendo el mediático ataque en contra del Hotel O’Higgins), mientras que al día siguiente y el martes, si bien se repitieron sucesos violentos, estos hayan ido siendo acotados al sur del estero Viña del Mar y hacia el oriente, en el entorno del Terminal de Buses, el cual se ha cerrado para prevenir peligro para los pasajeros. Un sistema de prueba y error que si bien sigue perjudicando a los vecinos y locatarios, ha reflejado una reacción y capacidad de contención más rápida y aparentemente efectiva que lo visto en meses previos, con el objetivo reiterado de recuperar el control de la seguridad pública no al estilo del desprestigiado copamiento practicado en plaza Italia en la capital pero siguiendo algunos lineamientos ya que, como se comentó desde el Ministerio del Interior, el éxito o fracaso de dicha táctica de copamiento depende en definitiva de su implementación en terreno.
La actuación y coordinación entre las policías en terreno parece funcionar bien. Si bien los manifestantes han perdido gran parte del respeto que guardaban por Carabineros (producto de 4 meses de choques en las calles), el despliegue de equipos de reacción rápida de la PDI parece infundir mayor cautela entre ellos. Por otra parte, Carabineros está empezando a utilizar nuevos equipos para hacer frente a los desórdenes como lo refleja el uso de equipo especial para apagar incendios de barricadas, facilitando las tareas de posterior despeje de las calles.
Reacción ante movilización anunciada
Los manifestantes llevaban tiempo anunciando acciones para la semana del Festival, convocando marchas y manifestaciones en el centro de Viña del Mar y en el interior del recinto de la Quinta Vergara. Esto último, hasta el momento, no ha pasado de consignas en contra del Presidente Piñera, luego de un intenso trabajo de seguridad en terreno que incluso encontró elementos acelerantes escondidos entre la maleza en los cerros aledaños al anfiteatro los días previos. En cambio, las marchas en el perímetro externo a la Quinta han sido foco de desórdenes y fuertes enfrentamientos, ocasionados principalmente por grupos procedentes del popular sector de Forestal aunque también, según se indicó desde Interior y por parte del intendente de Valparaíso Jorge Martínez, han sido numerosos los manifestantes procedentes desde Santiago; de hecho, fuentes de La Moneda indicaron esta mañana que un porcentaje importante de los detenidos entre el domingo y la madrugada de este miércoles (sobre un total de más de 80) correspondían a gente de la capital.
No es un fenómeno menor esto último, considerando que ya en los incidentes ocurridos en torno al Monumento a los Héroes de Iquique en Valparaíso el pasado sábado, justamente los más violentos y quienes atacaron efectivamente el recinto fueron capitalinos, siendo manifestantes locales quienes se mantuvieron al margen de los incidentes e, incluso, protegieron con sus escudos a los dos guardias navales de las piedras y otros elementos lanzados al lugar.
Preparando el «Súper Marzo»
Lo anterior también podría ser indicativo de una mayor radicalización esperable en las manifestaciones anunciadas y esperadas para el mes de marzo en Santiago. De hecho, para una reunión convocada por autoridades este miércoles en la mañana -encabezada por la ministra (s) de la Mujer y Equidad de Género, Carolina Cuevas y la subsecretaria de Prevención del Delito Katherine Martorell- para abordar las medidas de seguridad para la marcha feminista del próximo domingo 8 de marzo, las dirigentas de la Coordinadora 8M, una de las principales convocantes, decidieron restarse.
«Queremos decirle a este Gobierno que han llegado muy tarde. Queremos decirle que no nos sentimos acompañadas y que no vamos a permitir que sean ellos quienes propongan los términos de la paz», argumentó Javiera Manzi, una de las voceras de la Coordinadora quien, ante el anuncio de que habría más de 1.600 carabineras desplegadas para cuidar la seguridad y orden de la marcha, señaló que «nosotras nunca nos hemos sentido acompañadas por la institución de Carabineros; que haya mujeres no nos garantiza seguridad».
Pese a esta combativa respuesta, el Gobierno de hecho tiene confianza en que justamente la marcha del domingo sea uno de los actos que menos problemas provoque en términos de seguridad, considerando la organización de las marchas de años previos, como lo han deslizado desde Interior y Segpres.
Rol de las autoridades en terreno
El otro enfoque de seguridad ha sido el despliegue masivo e inmediato de autoridades en terreno para evaluaciones permanentes, coordinaciones y respaldo a los efectivos desplegados.
De hecho, desde el primer día el subsecretario Juan Francisco Galli ha estado en Viña del Mar, supervigilando el accionar del operativo, coordinando con la Intendencia Regional y atendiendo a los medios de comunicación para canalizar la entrega de información.
Por otro lado, el ministro Gonzalo Blumel ha estado encima del evento, monitoreando desde Santiago la evolución del mismo, y viajando a la Región de Valparaíso por un par de horas para supervisar las medidas de seguridad, tras las dos primeras jornadas consecutivas con hechos de violencia en el marco del Festival. En la Ciudad Jardín encabezó reuniones privadas, y visitó unidades policiales y efectivos en terreno acompañado por el general director de Carabineros, Mario Rozas, reforzando en terreno el apoyo gubernamental a su actuar en este operativo.
El propio intendente Martínez detalló que se reunió con Blumel para exponerle «el plan para los días que quedan, nos quedan todavía cuatro días de Festival, las medidas, los refuerzos, la distribución de fuerza (…) Hizo algunas inquietudes, presentó algunas sugerencias«.
Tropiezos ha habido. Junto a la brutal violencia del domingo que tardó en ser controlada, la reacción de la alcaldesa de Viña, Virginia Reginato, surgió inesperadamente, al señalar en un punto de prensa sentirse superada por la violencia del domingo y emplazar a las autoridades del gobierno a asumir su responsabilidad: «Ayer (domingo) Viña del Mar fue brutalmente atacada por la delincuencia, y es por eso que hoy día he llamado al Ministerio del Interior, porque quiero que se hagan cargo de la seguridad de la ciudad”. Se trató de fuego amigo inesperado pero comprensible tras una extremadamente violenta jornada inicial.
El rol del intendente Jorge Martínez ha sido más complejo. Por una parte ha sido canal de coordinación y entrega de información; sin embargo, sus publicaciones en twitter señalando la tranquilidad de la jornada en la Quinta Vergara en momentos que se vivían enfrentamientos en su entorno le generaron fuertes críticas a través de la misma red social. Además, la propia alcaldesa lo ignoró claramente la jornada del lunes para interpelar directamente al Ministerio del Interior y La Moneda.
En definitiva, más allá de la reiteración de los incidentes, el campo de pruebas del plan de seguridad para el Festival parece funcionar en cuanto a acotar el área de acción. Los sucesos del domingo fueron producto de un despliegue inicial demasiado rígido, según se comentó el lunes al interior del Ministerio del Interior. El verdadero desafío, además de finalizar esta semana sin incidentes reales dentro del recinto de la Quinta Vergara, será traspasar esta experiencia operativa a la capital, en un mes en el que confluirán anunciadas las movilizaciones feministas, estudiantes secundarios y universitarios, los sindicales, barras de fútbol y también grupos meramente delictuales que intentarán aprovechar el caos.
Marzo será la prueba de fuego para el gobierno de cara a recuperar el control de seguridad, y garantizar los hitos electorales que tendrá este año, empezando en especial con el plebiscito del 26 de abril y la campaña previa. En suma, una jugada fundamental para el futuro del segundo tiempo de la administración Piñera.