La ignominiosa afrenta al Monumento a los Héroes de Iquique realizada el pasado 22 de Febrero es un ataque más a los símbolos, monumentos e historia de nuestro país y, significativamente, a los héroes de Chile –la decapitación de los bustos del Monumento a los Héroes del Morro de Arica y la funesta profanación al Monumento al General Baquedano son ilustrativos–. Pues los atacantes son la antítesis de aquellos que han amado y defendido a Chile y su soberanía.
Inversión directa de todo valor y sentido de trascendencia.
Traidores a Chile y a su gente.
Astutamente, el objetivo mayor que ha sido trazado es la destrucción de nuestra identidad, de nuestro espíritu nacional y de la tradición hispano-occidental que hemos heredado de nuestros ancestros.
¿Algo espontáneo? El mismo fenómeno de forma llamativa ha sucedido en Alemania, España, Estados Unidos, Sudáfrica y África del Sudoeste –entre otros países–. Se desprende de ello la existencia de una red internacional que busca acabar con todo signo de identidad y pertenencia de la vasta cultura occidental y sus naciones.
Los ejecutores son sencillamente marionetas de las Fuerzas Ocultas en su plan de destrucción de Chile.