La agricultura a nivel mundial presenta un gran desafío: Según cifras de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias, ODEPA, para el año 2050 se prevé que la población en el mundo alcance los 9.700 millones de personas, aumentando en más de 50% la demanda de alimentos.
Ese desafío también se convierte en una tremenda oportunidad para los pequeños exportadores chilenos. Sin embargo, muchas veces se ven enfrentados a desventajas que dificultan su crecimiento, que puede ir desde obtener la inversión inicial para su producción, hasta perder la cosecha completa por errores que pudieron haberse evitado con una buena asesoría.
Uno de los principales productos de los pequeños y medianos agricultores son las cerezas, muy apetecidas en el extranjero, pero que implican grandes exigencias de la industria, tales como lograr una fruta de primer nivel para la exportación, obtener buen calibre y fruta sana para alcanzar precios competitivos v/s mercados externos.
Pero también se encuentran con barreras de impuestos y altos costos de parte de las exportadoras; con la presión de aumentar los volúmenes de productos para lograr una mejor negociación. Junto con esto, deben cumplir con fechas de entrega muy ajustadas, acatar exigencias sanitarias que obligan a tener un control del huerto durante todo el año; los altos costos de producción y la falta de mano de obra «cosecheros» para la temporada, entre otros.
Uno de los puntos más graves es la pérdida de la producción por temas climáticos, por lo que es fundamental proteger las frutas de las heladas y lluvias con protectores agrícolas. Esto ayuda en que la fruta no se parta y tenga un buen calibre. Evita el sanar la fruta con pesticidas u otros elementos químicos para recuperar los daños causados por el granizo, agua o heladas. También permite tener una fruta con mayor crocancia y que llegue a destino con la madurez correcta.
Para poder crecer como agricultores es fundamental evitar los siguientes errores: el primero es la desinformación sobre los mercados: creer que se tiene un buen producto y no hacer estudios de mercado/demanda en países de destino. A esto se suma no saber dónde hacer los trámites de exportación de manera independientes sin ser representados por una exportadora especialista.
A esto se suma tener un asesoramiento deficiente buscando una inversión baja, donde pierden la oportunidad de una buena negociación, para buscar el mejor precio/calidad y no hacer una inversión inicial correcta en el marco de plantación para la post instalación de techos, pensando en un ahorro que a la larga se transforma en una doble inversión, al necesitar cambios en la estructura o marco de plantación.
También es un error importante no considerar la cobertura “techos” de las plantaciones, un insumo crítico en el proceso de buscar una excelencia en la fruta. El no cubrir las plantaciones por ahorrar en instancias previas la cosecha implica correr el riesgo de pérdida o baja producción, no cumplir con las expectativas de exportaciones o compromisos pactados con anticipación.