Los cuidados para la cereza chilena son altos, ya que se debe entregar una fruta adecuada para la exportación, de buen calibre, calidad y chocancia. Se deben considerar varios factores y uno de ellos es la tecnología aplicada a los techos que cubren dichos cultivos. Expertos explican como lograr una cosecha para exportación exitosa.
Su único competidor era la uva, pero en 2019 la cereza se coronó como líder indiscutido en el ranking de exportaciones de productos agropecuarios, con envíos por US$ 1.562 millones lo que representó un repunte de 44,7% en comparación con el año anterior.
Pero, así como lidera las exportaciones, se convierten de la misma manera en la mayor preocupación de los pequeños, medianos y grandes agricultores, quienes deben estar atentos a las variaciones climáticas, que pueden afectar en gran medida la producción de cerezas. Las lluvias en ciertas estaciones provocan la partidura de la fruta, uno de los problemas más importantes en la producción de este cultivo. Asimismo, las bajas temperaturas en invierno o altas temperaturas estivales también afectan los cultivos de este fruto.
Cristián Soto, gerente comercial de CORESA – compañía que brinda soluciones de excelencia para la protección, envasado de materia prima, productos para el agro y la industria-, que este producto es muy apetecido en el extranjero, pero por lo mismo, representa altas exigencias para la industria, que deben aplicar la tecnología e implementación necesaria para su cultivo.
“Los agricultores deben lograr una calidad de fruta de primer nivel para la exportación, obtener buen calibre y fruta sana, para alcanzar precios competitivos en un mercado muy exigente, como lo es China”.
¿En qué fijarse? Cumplir las exigencias sanitarias que obligan a tener un control del huerto durante todo el año, no sólo en cosecha; los altos costos de producción, que lo hacen poco competitivo ante grandes empresas nacionales y la falta de mano de obra (cosecheros) para la temporada, pone en riesgo una cosecha oportuna en tiempo, calibre y madurez de la fruta.
Aplicar tecnología en los procesos con una implementación adecuada, puede hacer la diferencia entre exportadores que logran el éxito, y los que siguen en búsqueda de una cosecha perfecta.
Uno de los elementos fundamentales son los techos agrícolas, que son fabricados a partir de tejidos termoplásticos de polipropileno y polietileno de alta densidad, manteniendo alta transmitancia y resistencia UV. Protegen los frutos contra condiciones ambientales adversas que pueden causar daños a los cultivos
“Estos techos deben ser bien elegidos desde el inicio de una plantación, aun cuando se es un pequeño agricultor, para evitar una doble inversión en el marco de plantación. Los beneficios de tener un campo techado son muchos; pero el foco principal es lograr que la fruta no se parta, obtener un buen calibre.
Además, evita recuperar la fruta dañada con pesticidas u otros elementos químicos causados por el granizo, agua o heladas”, afirma el experto de CORESA.
¿Qué tecnología aplicada deben tener estos techos?
Tenemos 2 tipos de carpas que podemos recomendar:
Carpa Básica: Para zonas con baja intensidad de vientos
– Doblez Reforzado
– Objetillos metálicos de alta durabilidad
– Toda la carpa debe contar con 100% filtro UV
Carpa Ventilada: Para Zonas de vientos, evitando efecto de “vela” de una carpa básica.
– Permite una circulación de vientos, evitando el estrés de marco de plantación
– Disminuye el efecto invernadero, controlando el aumento de la temperatura en el campo.
– Evita la tensión anual del marco de plantación permitiendo un ahorro significativo en la inversión final.
“Nuestras carpas frutícolas son fabricadas a partir de tejidos termoplásticos de polipropileno y polietileno de alta densidad, manteniendo alta transmitancia y resistencia UV. Protegen los frutos contra condiciones ambientales adversas que pueden causar daños a los cultivos”, agrega.
Para más información sobre este y otro tipo de tecnología aplicada a los cultivos, ingresa a www.coresa.cl