El Papa Francisco pidió este miércoles esperanza «para todo el continente americano, donde diversas naciones están pasando un período de agitaciones sociales y políticas” y aliento para «el pueblo venezolano largamente probado por las tensiones”, durante el tradicional mensaje de bendición “Urbi et Orbi”.
Sobre las manifestaciones y protestas que atraviesan varios países de América Latina con estallidos sociales, el pontífice pidió que «el pequeño niño de Belén sea esperanza” para todo el continente.
Sin embargo, la única mención directa que realizó a un país en concreto fue a Venezuela, al pedir que Jesús «aliente al querido pueblo venezolano, largamente probado por las tensiones políticas y sociales, y no le haga faltar el auxilio que necesita”.
Asomado al balcón de la logia central de la basílica de San Pedro, el jefe de la Iglesia Católica dedicó su mensaje de Navidad, el séptimo desde que asumió como pontífice, a los conflictos e injusticias del mundo.
El papa comenzó observando que «hay tinieblas” en los corazones humanos, en las relaciones personales, las familias y en los conflictos económicos, geopolíticos y ecológicos, pero añadió «que más grande es la luz de Cristo”.
Asimismo, pidió que Cristo «inspire a los gobernantes y a la comunidad internacional para encontrar soluciones que garanticen la seguridad y la convivencia pacífica y ponga fin a los sufrimientos” en Siria, agregando que «Cristo sea luz para tantos niños que sufren la guerra y los conflictos en oriente Medio y en diversos países del mundo”.
También hubo referencias a la situación en Líbano, país de «armoniosa coexistencia”, la «grave crisis humanitaria” en Yemen, las «tensiones sociales” en Irak, y mencionó a aquellos que son perseguidos a causa de su fe, «especialmente los misioneros y los fieles secuestrados, y para cuantos caen víctimas de ataques por parte de grupos extremistas, sobre todo en Burkina Faso, Mali, Níger y Nigeria”.
Bergoglio se había referido por última vez a las crisis desatadas en Latinoamérica en el vuelo de regreso de Japón el pasado 27 de noviembre, cuando dijo que «hay gobiernos débiles que no han conseguido poner orden y paz”, y se mostró partidario de «llamar al diálogo, a la paz, para que se resuelva los problemas”.