Enfermos respiratorios crónicos, adultos mayores con enfermedades preexistente y lactantes menores de dos años son los grupos de la población más afectados por el humo de los incendios forestales que han afectado intensamente a la Región de Valparaíso, que se mantiene en alerta roja desde el sábado pasado.
La exposición constante al humo tóxico de los incendios forestales tiene una serie de efectos en la salud de las personas, principalmente en quienes padecen problemas respiratorios: “La exposición indirecta, que es la que afecta a la mayoría de la población, genera irritación, tanto de las vías aéreas como ocular, y en pacientes asmáticos incluso puede provocar obstrucción bronquial”, indica la Dra. Daniela Villarroel, Jefa de Urgencia de Clínica los Carrera.
La profesional indicó que las principales señales de alerta para concurrir de inmediato a un centro asistencial son sensación de falta de aire y tos. La profesional hizo un llamado a extremar precauciones con pacientes de alto riesgo: “un asmático que se descompensa puede llegar a tener una insuficiencia respiratoria por causa de disnea o sensación de falta de aire y tos, por lo que es fundamental acudir a urgencia antes de llegar a síntomas más graves como desmayos, pérdida de conocimiento, etc.”, señaló.
Según la Dra. Villarroel, el uso de mascarillas clínicas no entrega una protección adecuada, ya que éstas no aíslan los elementos irritantes, sólo macropartículas, por lo que solamente son de utilidad aquellas con filtros especiales, como las utilizadas en la actividad minera. Por lo tanto, la forma más efectiva de prevenir los efectos del humo de los incendios en la salud de las personas evitar la inhalación del humo.
En el caso de los hogares que se encuentran próximos a los incendios, se aconseja no abrir ventanas ni puertas, para que los gases tóxicos y cenizas no ingresen a los inmuebles.
De acuerdo a información proporcionada por el Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, los componentes tóxicos que se pueden encontrar en el humo de los incendios varían dependiendo del material que se está quemando. En el caso de los incendios forestales, el humo se compone de aire caliente con baja concentración de oxígeno, partículas carbonáceas y gases tóxicos, principalmente monóxido de carbono, el que en altas concentraciones puede ocasionar importantes daños a la salud.