La crisis social que vive nuestro país ha traído consigo cambios en nuestro día a día, lo que para muchos se ha transformado en síntomas de cansancio, angustia, insomnio e inestabilidad. Por lo mismo, es importante saber cómo manejar estos estados emocionales para ser un referente positivo ante nuestros niños y niñas.
“En este tipo de situaciones, los padres deben abordar el tema desde la calma y tranquilidad. Además, en el proceso de aceptación ante lo que está pasando, es esperable que el sueño se vea alterado dado que el insomnio es una reacción normal del cuerpo ante situaciones de estrés. Por lo mismo, se sugiere no exponer a los hijos a noticias de forma sostenida en redes sociales o la televisión, y conversar con ellos para evitar una mayor ansiedad ante los sucesos de violencia”, explica Manuela García, Psicóloga de Clínica Somno.
Los menores reaccionan al trauma de diferentes formas; algunos no hablan del tema, otros hablan mucho, se ponen más sensibles, tristes o irritables, y la intensidad de sus reacciones dependerá del nivel de violencia al que estén sometidos.
“Las reacciones dependerán de la edad y desarrollo emocional del niño. Por lo mismo, es importante brindarles el apoyo y seguridad que necesitan para manejar la situación y disminuir el impacto negativo que puede generar en ellos”, explica la especialista.
Ante esto, Clínica Somno, el centro especialista en Medicina del Sueño, entrega una serie de recomendaciones que ayudarán a abordar esta situación según la etapa vital de cada niño, evitando efectos negativos en su higiene del sueño:
Niños/as en edad pre escolar (0 a 5 años): los niños a esta edad no entienden bien lo que ocurre, pero sus emociones y reacciones se verán influidas por su ambiente. Mantener su rutina diaria, entregar calma, escuchar sus inquietudes y contenerlos en todo momento les entregará mayor seguridad lo que influirá en un mejor descanso y energía en su día a día.
Niños/as en edad escolar (6 a 11 años): aunque todavía no entienden bien lo que pasa, ya perciben y saben lo que significa una amenaza para ellos y otras personas. Por ello, se sugiere conversar respecto de lo que está pasando en el país, utilizando un lenguaje simple y comprensible para que puedan hacer preguntas y expresar sus inquietudes.
Pre adolescentes y adolescentes (12 a 18 años): a esta edad ya entienden con claridad lo que está pasando, perciben las amenazas reales que existen por lo que son los más vulnerables en términos físicos y emocionales. Muchos de ellos pueden estar viviendo síntomas de insomnio y cansancio por lo que se sugiere tratar de no ver noticias alarmantes antes de acostarse, despegarse de los aparatos electrónicos y de las redes sociales al menos 1 hora antes de dormir y realizar alguna actividad relajante antes de irse a la cama.