El Metro de Santiago, eje del transporte público de la capital chilena, protagonizaba este viernes una serie de violentas «evasiones masivas», en rechazo a la mayor alza de tarifas de los últimos años, paralizando dos de las principales líneas del ferrocarril metropolitano, reseña el cable de la agencia francesa AFP.
Reclutadas a través de las redes sociales bajo la consigna #EvasionMasivaTodoElDia, miles de personas -mayoritariamente estudiantes- se concertaron durante toda esta semana para derribar las rejas de entrada a las estaciones, destruir los torniquetes y sobrepasar los controles de acceso para protestar por el alza del pasaje (de 3,75%) en las horas punta.
Este viernes, las protestas -que no tienen un líder visible- lograron paralizar el total de las operaciones en las líneas 1 y 2, que cruzan el centro de Santiago. El cierre obligó a los usuarios del Metro a subir a la superficie, colapsando el sistema de autobuses de la cuidad.
En la estación La Moneda, al frente de la casa de gobierno, decenas de manifestantes -en su mayoría jóvenes- arremetieron contra las instalaciones y la policía repelió los ataques con chorros de agua y gas lacrimógeno.
El jueves, en tanto, las protestas dejaron 133 detenidos tras acciones simultáneas en al menos cinco de las 164 estaciones del ferrocarril metropolitano, con daños calculados por la empresa estatal en entre 400 y 500 millones de pesos, equivalentes a unos 634.000 dólares.
«Este afán de destruirlo todo, no es protesta, es delincuencia», afirmó este viernes el presidente Sebastián Piñera, que ha sorteado con relativa calma social su año y medio de mandato.
Sustentado en el alza en el precio del petróleo, el dólar y la modernización del sistema, el valor del pasaje del Metro de Santiago en las horas punta -de la mañana y la tarde- quedó en 830 pesos (unos 1,17 dólares). Desde 2010 no se daba un alza en ese rango.
El incremento no afectó el valor de los pasajes para estudiantes y la tercera edad, pero se suma, sin embargo, al alza general de 20 pesos en las tarifas decretada en enero pasado.
«Se ha decidido cerrar operación en líneas 1 y 2 del Metro de Santiago. Las condiciones mínimas de seguridad para nuestros compañero no existe. Se le fue de las manos al Gobierno de Chile, que sigue mirando esto de forma superficial, y no del fondo», denunció el sindicato de Profesiones y Técnicos de Metro, que representa a más de 1.800 trabajadores.
Molestia en miles de pasajeros
La inusual violencia, en un sistema de transporte considerado uno de los más modernos de América Latina y que moviliza cada día a cerca de tres millones de pasajeros, provocó que este viernes fueran convocados de emergencia al palacio presidencial la ministra de Transporte, Gloria Hutt, y el presidente del Metro, Louis de Grange.
«No puede ser que un grupo que no llega a ser el 0,1% de esos tres millones de pasajeros esté causando estas molestias y obligando a las personas a asumir los costos de su irresponsabilidad», criticó la ministra Hutt, tras afirmar que no es posible dar marcha atrás al aumento.
Con una extensión de 140 km, el Metro de Santiago es el más extenso de Sudamérica. En América Latina, es solo superado por el subterráneo de la Ciudad de México.
Desde que en 2006 sus operaciones se integraron con las de los autobuses públicos, el ferrocarril metropolitano se ha ido consolidando como el eje del transporte público de Santiago, una ciudad con altos niveles de contaminación y congestión.
De acuerdo a De Grange, es el único sistema de transporte en América Latina que permite pagar un solo viaje usando combinadamente el autobús y el metro.