Al interior de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), el tema de la megasequía que afecta al país es un problema que comienza a tomar forma y su presidente, Ricardo Ariztía, tomó cartas en el asunto al aceptar que en el problema de la escasez hídrica la prioridad es el consumo humano, por lo que anunció que si es necesario sacrificar cultivos para entregar agua a las comunidades que los necesitan, los agricultores están dispuestos a hacerlo.

“La prioridad debe ser el consumo humano del agua, por lo que si los agricultores tenemos que sacrificar cultivos para abastecer a comunidades que lo requieran, lo vamos a hacer, tal como lo hemos hecho siempre y como lo establece la actual legislación”, aseguró en su intervención en el Encuentro Nacional del Agro (Enagro).

En ese sentido, precisó que la temporada que se inicia la escasez hídrica será “especialmente crítica. Nos aqueja la sequía más profunda de la que tengamos registro, con casi una década de faltas de lluvias. A esto, se suma un cambio climático que no está por llegar, sino que ya llegó”.

Al respecto, Ariztía dijo que con el problema del agua se “demandará la resiliencia y capacidad de innovar que caracteriza a los agricultores chilenos. Además, nos obligará a administrar los recursos hídricos de forma eficiente. Ello exige realizar un esfuerzo conjunto entre el sector público y privado”.

Y añadió que “debemos acelerar los proyectos de infiltración, la inyección de napas, la construcción de embalses de tamaño medio y las inversiones en tecnología de riego”.

El timonel de la multigremial también criticó a quienes ponen en duda la crisis climática, indicando que “el negacionismo medioambiental es una mirada miope. Pensar que el cuidado del medio ambiente implica detener el crecimiento es otra miopía”.

Añadió que “el desafío es armonizar el cuidado de nuestro entorno con el desarrollo económico, que es un imperativo para responder a los anhelos de progreso de los chilenos y sus familias”.

“Hemos manifestado nuestra preocupación a las autoridades pertinentes respecto del impacto que tendrían proyectos como el de delitos ambientales, que pretende darles un carácter penal a transformaciones inherentes al sector agrícola, y en de la creación del sistema de biodiversidad, que tal cual está planteado, puede tener efectos adversos no buscados”, precisó.