sábado, diciembre 21, 2024

Entre la Cumbre APEC y la COP 25, los desafíos del multilateralismo

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A partir de los próximos días, Chile será escenario de dos importantes eventos multilaterales: el 16 y 17 de noviembre próximos, se realizará la Cumbre de Líderes de las economías del APEC.  Pocas semanas después, entre los días 2 y 13 de diciembre, se llevará a efecto la fase final de la COP, evento de carácter global que se propone impulsar políticas para cuidar al planeta.

 

La Cumbre APEC reúne a las principales economías del Asia Pacifico.  La integran poco más de 20 países, entre los cuales están las principales potencias del planeta, salvo los europeos.  Estarán presentes los presidentes de China, Rusia, Corea del Sur, Australia, Japón, Canadá y EEUU,  entre otros.  Buena parte del PIB mundial, y de la mayoría de los países que tienen armamento atómico y portaviones.  En APEC tampoco participan los africanos, ni muchos de los países asiáticos, ningún árabe, y de América Latina solo estamos tres: México, Perú y Chile.

 

Eso si, son muchos los países que quieren ser parte de este selecto grupo, pero de momento su ampliación está congelada.

 

El APEC es además una oda a las sutilezas diplomáticas.  Como lo integran entre otros Taiwán y Hong Kong, para evitar el veto chino, se decidió llamar a este mecanismo una reunión de “economías” y no de países.  Asimismo, su Cumbre no es una Cumbre de Presidentes (supondría que los dos antes mencionados serían países independientes) y por eso a su evento máximo se le denomina “Reunión de Líderes” de esas economías.  Como se puede apreciar, la diplomacia tiene fórmulas que permiten superar muchas rigideces. Las Cumbres APEC no son nuevas en Chile, ya hemos realizado este tipo de reuniones, agrupan a una veintena de delegaciones, de elevado nivel, y son precedidas por una cascada de reuniones preparatorias en los meses previos.

 

La llamada COP en cambio no es un club selecto de países.  Es una conferencia organizada por Naciones Unidas, donde estamos todos los países del globo (falta poco para llegar a 200).  Es un mecanismo que viene desarrollándose desde la última década del siglo pasado y que en esta oportunidad le correspondía organizarla a Brasil, pero declinó y Chile tomo el bastón en una ágil jugada de la ministra Schmidt. De paso se salvó la curiosa paradoja que pudo haberse producido de una Conferencia sobre el cambio climático organizada por un país cuyo presidente –como otros- niega la existencia de dicho cambio.  Por eso, a la Cumbre APEC que estaba programada e incluida en la planificación de nuestra Cancillería, se le agregaron los trabajos preparativos de una Cumbre Global, con pocos días de diferencia.

 

Pero los desafíos a los que queremos aludir no serán solo de tipo logístico, lo que no es poco.  En el caso de la cumbre APEC vienen líderes de potencias, que suelen viajar con amplias comitivas, comprensibles medidas de seguridad, y sofisticados equipos de mando y control que les permiten atender sus asuntos de gobierno como si estuviesen en sus despachos nacionales.  Probablemente ya estén en territorio chileno funcionarios y avanzadas de todo tipo atendiendo los mil detalles de una presencia masiva de mandamases mundiales.

En cambio la COP es una reunión que convoca a miles de participantes, de partida porque la estructura de la conferencia prevé muchas reuniones paralelas y previas de las más diversas materias relacionadas con la COP.  Asimismo, una cosa es la reunión formal de la COP y otra, lo que en similares ocasiones en el pasado, ha dado lugar a una “Cop paralela”.  Y la COP de Santiago promete ser sabrosa a este respecto porque desde el norte viene el “Huracán Greta”.

Más, antes de entrar a los detalles eventuales de estos eventos, precisemos que todo evento internacional tiene dos tipos de resultados.  En primer lugar está el resultado formal, que dice relación con el objetivo y la agenda prevista para la reunión.  Pero la Vida nos ha enseñado que dicho objetivo burocrático, que generalmente se expresa en una Declaración solemne que todos aprueban y luego se olvida muy fácilmente, dicho resultado formal, siempre convive con un resultado “político – comunicacional” que marca a fuego al evento. ¿Ejemplo?  Hace algunos años en Chile organizamos una Cumbre Ibero Americana, de cuya declaración final nadie se acuerda, pero nadie olvidará el “porque no te callas¡” la monárquica expresión del rey español que pretendía algo muy difícil, callar a Hugo Chávez.

Entonces, la pregunta que podemos hacernos hoy es, ¿cuál será el verdadero resultado de ambos eventos? ¿pesarán más que las agendas formales?, ¿Declaración incluida? O es posible que vivamos nuevos episodios de la política mundial que escapan a cualquier planificación?

Veamos.  La agenda formal en el caso del APEC asume temas como el enfoque de género en la problemática de las pequeñas y medianas empresas, la economía digital, la conectividad regional y el rol de la mujer en el crecimiento económico.  Es probable que sobre estos loables propósitos ya se haya desplegado un amplio y laborioso esfuerzo de funcionarios por obtener conclusiones.

Pero esta Cumbre puede ser escenario de un tema que no está en la agenda.  El presidente Trump acaba de anunciar que asistirá a esta Cumbre –a la anterior no fue- y no sólo eso, también ha señalado que sus negociaciones con China están avanzando y que quieren sellar ese acuerdo aprovechando la Cumbre APEC.  Obviamente, si se firma un arministicio, o una tregua, o un acuerdo, lo que sea en materia de comercio entre estos dos colosos, eso constituye más noticia y tendría más impacto que la agenda formal.  Digamos de paso, que estas Cumbres si bien no son muy productivas en sus propósitos formales, si en cambio son muy útiles para que se reúnan muchos mandatarios entre si en pocos días, avanzando en sus temas bilaterales o globales.  A veces, la trastienda y el pasilleo supera con creces a las formales –y a ratos tediosas- sesiones adonde se envían a altos funcionarios para que ocupen la testera de cada delegación. 

¿Cuál será el resultado político de la COP y el APEC? ¿Alguien lo puede predecir?

Yendo más al fondo, las dos reuniones pondrán de relieve una fuerte tensión en la agenda global.  En efecto, la reunión de “las economías” del APEC, más allá de su agenda formal, tiene como epicentro los problemas que hoy presenta el comercio mundial.  Para nadie es un misterio que la llamada guerra comercial (en realidad se trataría en nuestra impresión de una expresión de la lucha por la hegemonía) entre EEUU y China preocupa prioritariamente a todo el planeta, y en especial a los miembros del APEC, dado que todos los allí presentes, negociamos con ambas economías.

 

Si el presidente Xi y el presidente Trump deciden usar el marco de la reunión APEC para sellar un acuerdo, que bien, nada más que ese evento opacaría por completo a la reunión misma, lo que importa poco dado el beneficio global de dicho acuerdo, salvo quienes piensan que la diplomacia es solo foto e imagen. Las próximas semanas empezaremos a salir de dudas.

En cuanto a la COP es evidente que más allá de su convocatoria oficial,  a fin de año Sudamérica será escenario de un peregrinar de miles de activistas, dirigentes, ONG, pueblos originarios, similares y conexos, que se dirigirán a Santiago, con la joven Greta a la cabeza, desplazándose por distintas capitales recogiendo la inquietud  y la preocupación de millares de ciudadanos, jóvenes especialmente. No sería de extrañar también que tuviésemos la presencia de algunos Premios Nobel, de personalidades como Maradona, o inclusive el propio Santo Padre.

Pero, aparte de todo lo anterior, me permito destacar una notoria diferencia entre los objetivos de ambas reuniones.  Es evidente que pese la formalidad de su agenda oficial, en el ánimo de todos los miembros de APEC la aspiración principal es como elevar la economía, como resolver sus desafíos, como incrementar su comercio, como producir mas. Todos sus integrantes comparten ese comprensible afán, más aún cuando se trata del grupo que reúne a las economías más importantes del planeta. El eje es y será la economía global.

 

En cambio la COP tiene otro ánimo: como proteger al planeta, como resguardarlo, especialmente para las próximas generaciones.  Como contaminar menos, como disminuir las emisiones.  A veces eso puede entrar en contradicción con el crecimiento.  Veamos al respecto lo que pasa con la fundición de Quintero. (una zona de sacrificio como se le llama en Chile a las localidades cuya población padece de elevada emisión de contaminantes).

Allí los desafíos serán en especial para los anfitriones.  Que deberán usar el uniforme de la productividad, el libre comercio y el crecimiento a mediados de noviembre, para cambiarse por verdes tenidas de sustentabilidad medio ambiental en diciembre.

Así, en las próximas semanas seremos testigos de la presencia en nuestra región de varios de los principales líderes mundiales, especialmente para la cumbre APEC: allí llegara el presidente Xi, el camarada Putin, y el presidente Trump.  Los dos primeros se reunirán previamente en Brasilia con sus colegas de los BRICS: el hindú, el sudafricano y el anfitrión Bolsonaro, ninguno miembro de APEC.

Cuidado, no todo es glamour y alfombras rojas, Sudamérica vive un momento especial, el barrio está muy desordenado en estos días, en Colombia renace la violencia y en Venezuela el pacto social está roto, en Perú y Ecuador los presidentes aparecen rodeados de generales, lo que muestra poder pero cuestiona su legitimidad, porque como se dice en mi pueblo, se alardea de lo que se carece. Argentina, Bolivia y Uruguay, más allá de sus diferencias, siguen disponiendo de mecanismos institucionales y concordados para dirimir sus preferencias ciudadanas.  La “granja” como señala un excelente artículo de Ascanio Cavallo este domingo, está inquieta.  Pero sería un error decir que Chile es una excepción.  Eso lo dijo la diplomacia de Pinochet en su momento, cuando expresó que Chile era una buena casa en un mal barrio, lo cual es una excelente tesis para aislarse.

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