El Presidente de Ecuador, Lenín Moreno, comenzó a gobernar desde Guayaquil tras salir de Quito este lunes, acosado por una protesta indígena que vinculó -según él- con un plan apoyado desde Venezuela para derrocarlo, reeña AP y todas las agencias informativas.
Ante la llegada a la capital de miles de indígenas que rechazan el fin de los subsidios decretado por el gobierno y la consecuente alza del precio de los combustibles, Moreno decidió trasladar la sede de gobierno amparado en el estado de excepción que impuso el jueves para intentar sofocar el estallido social.
Bajo esa medida extraordinaria, que en principio decretó por 60 días, sacó a los militares a las calles y está facultado para restringir derechos e imponer la censura previa a los medios.
Flanqueado por el alto mando militar, Moreno anunció el cambio temporal de su despacho en un mensaje a la nación.
Fue su reacción al sexto día de movilizaciones y disturbios originados en la medida económica que adoptó como parte de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para obtener créditos por 4.209 millones de dólares para aliviar una dolarizada economía de iliquidez y alto endeudamiento.
Al mismo tiempo acusó a Rafael Correa -su otrora aliado que vive en Bélgica- y al presidente venezolano, Nicolás Maduro, de querer desestabilizar a su gobierno.
«El sátrapa de Maduro ha activado junto con Correa su plan de desestabilización», dijo el jefe de Estado.
Poco antes de la medianoche se recrudecieron los choques de la policía con los manifestantes en los alrededores del palacio presidencial, y hubo un intento de tomarse por asalto la sede de la Asamblea Legislativa, en Quito, según denunció el mismo Congreso.
También manifestantes ocuparon pozos petroleros en la Amazonía, lo que llevó a un descenso en la producción del 12%, dijo el ministerio de Energía. El país extrae diariamente 531.000 barriles diarios.
En 18 de las 24 provincias ecuatorianas hubo bloqueos de vías durante la jornada, según el Servicio Integrado de Seguridad ECU 911.
Las protestas, no vistas en el país desde hace 12 años, dejaban hasta el domingo un civil muerto, 73 heridos (incluidos 59 uniformados) y 477 detenidos (la mayoría por vandalismo), de acuerdo con autoridades.