Como un duro golpe a toda la industria salmonera, cuya credibilidad queda contra las cuerdas y respecto de la cual les costará mucho salir, calificó Greenpeace las nuevas revelaciones que dan cuenta de una cadena de engaños y manipulación en toda la cadena productiva de la empresa Nova Austral.
“La información que se ha conocido no hace más que confirmar la gravedad de la posición en que queda la que se suponía era una de las más reputadas compañías del sector. Ahora sabemos todo estaba armado sobre la base de engaños y manipulación de información y donde la principal responsabilidad corresponde a los altos puestos de la empresa y donde los empleados quedaron prisioneros de un sistema armado maliciosamente desde la cúspide. Las esquirlas de estas revelaciones, sin embargo, hace que toda la industria salmonera quede contra las cuerdas”, dijo Estefanía González, coordinadora del área de océanos de Greenpeace.
La información revelada en un reportaje de El Mostrador señala que, lejos de la versión inicial de Nova Austral, donde hablaba de cierta información errónea muy acotada, lo cierto es que lo que existía era el diseño de una estructura completa destinada a engañar a la autoridad fiscalizadora y manipular información para beneficio y expansión del negocio.
Respecto de las instrucciones que circulaban al interior de la empresa respecto de la manera de reaccionar frente a cualquier presencia de Greenpeace, Estefanía González señaló que “conociendo el modo en que han operado hasta ahora no es extraño que se esforzaran en esconder sus actividades e impedir cualquier tipo de documentación que revelara su forma de operar. Sin embargo, lo verdaderamente relevante no son las instrucciones contra Greenpeace, sino la operación de engaño que montaron para esquivar el accionar de los entes fiscalizadores del Estado”.
En este sentido, Greenpeace alertó que estas denuncias no sólo son afectan a la industria en su conjunto, sino que ponen en entredicho la real capacidad de fiscalización de los entes públicos.
“No solo el conjunto de la industria salmonera queda contra las cuerdas y cubierta de un manto de duda respecto de la forma en que operan, sino que es el gobierno el que también debe dar explicaciones de cómo es que se vulneraron todas las instancias de fiscalización durante tantos años. Hay que hacer una revisión de esa capacidad para fortalecerla y así someter al conjunto de la industria a una auditoría que vaya más allá de lo que ha pasado con Nova Austral”, concluyó Estefanía González.