La cuestionada industria salmonera chilena vuelve a sacudirse. El gobierno anunció este martes que demandará a la compañía de capitales noruegos Nova Austral por supuestamente «falsificar» información sobre mortandad de peces para mantener su imagen de empresa sustentable y libre del uso de antibióticos, informa un cable de AFP.
Con operaciones ubicadas en la región de Magallanes, la más austral de Chile, por años esta compañía, cuyos dueños son los fondos de capital noruego Altor Fund III y el estadounidense Bain Capital, promocionó sus salmones como cultivados «de forma sustentable y en las mejores condiciones naturales».
«Nuestros salmones gozan de temperaturas de agua bajas y estables durante todo el año, y benefician de centros de baja densidad para crecer sanos y fuertes», afirma la empresa Nova Austral en su página web.
Pero tras un reportaje periodístico, que reveló dos tipos de contabilidad de muerte de peces, una real y la otra informada a las autoridades, el ministro de Economía de Chile, Juan Andrés Fontaine, anunció este martes que el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) «presentará una denuncia en contra de Nova Austral (…) por falsificar información respecto de la operación de un centro de cultivo».
El jueves pasado, Sernapesca ya había suspendido temporalmente la certificación de Nova Austral como centro libre de usos de antibióticos, una posición que le permitía a esta empresa vender su salmón a un valor entre un 10 y un 20% por sobre el procesado.
«Estamos frente a irregularidades graves y no nos temblará la mano para hacer cumplir la ley», advirtió el ministro chileno.
La empresa reconoció que «identificó fallas en los reportes de mortalidad presentados a Sernapesca durante el último ciclo de producción», pero «de manera proactiva» comunicó esta información al ente fiscalizador poco después de haber identificado dicha situación.
«Estos reportes no afectaron la calidad o integridad de los salmones de la Compañía y no tuvieron impacto en informaciones financieras pasadas», agrega el comunicado difundido por Nova Austral.
Con una producción que en 2018 alcanzó las 631.000 toneladas, Chile es el segundo productor mundial de salmón, detrás de Noruega. Sus principales países de destino son Estados Unidos y Japón.
«Las mortalidades de un centro dan cuenta del estado sanitario. Por esto, adulterar eso es muy grave, sobre todo porque las empresas, por ejemplo, Novo Austral se vanaglorian con distinciones y certificaciones por sustentabilidad», dijo Liesbeth van der Merr, directora de Oceana Chile en declaraciones a la prensa.
– Ocultar cifras –
Las supuestas infracciones de la empresa, que incluyen también la alteración del fondo marino en sus centros de cultivo, salieron a luz en una investigación periodística del diario digital El Mostrador, que publicó correos electrónicos de la gerencia de la compañía, enviados en 2016 y 2019, «donde se instruye manipular las estadísticas de mortalidad de los salmones para ocultar las verdaderas cifras a Sernapesca».
El supuesto ocultamiento de la mortandad –debido a una infección sistémica bacteriana- evitaba multas y sustentaba el discurso de la compañía, que basaba su reputación en la supuesta calidad de sus centros de cultivo, los más australes del país, a unos 2.500 km al sur de Santiago, donde comenzó a cultivarse el salmón tras su desembarco masivo de otras regiones sureñas hace un par de décadas.
Los salmones son una especie implantada en los fiordos del sur de Chile y debido a las condiciones de las aguas chilenas necesitan ser tratados con antibióticos para evitar infecciones y virus.
Organizaciones ambientalistas denuncian hace años que el excesivo uso de antibióticos en la industria chilena -unas 500 veces más que los utilizados por Noruega-, lo que la ha puesto en el centro de varias crisis en los últimos años.
En octubre de 2018, la Superintendencia de Medio Ambiente de Chile (SMA) sancionó a la firma noruega Marine Harvest, una de las gigantes salmoneras a nivel global, con multas de hasta 8,2 millones de dólares por una fuga de más de 690.000 salmones que provocó un grave daño ambiental.
El peligro radica en que los salmones fugados constituyen una especie invasora y depredadora, con la capacidad de alterar de manera directa o indirecta y de forma permanente la composición de la diversidad de la zona.
Asimismo, la industria salmonera acumula en los últimos años varios fenómenos de mortandad por el Florecimiento de Algas Nocivas (FAN) que producen la asfixia de los peces.