Un nuevo desaguisado pone en entredicho la gestión del Ministerio de Salud. Esta vez se trata de la campaña de vacunación contra la influenza, que ha cobrado 19 vidas. Por razones que se desconocen, desde la semana pasada se registra un déficit en el stock de vacunas en el sistema público, lo que ha obligado en algunos casos a derivar a las personas a servicios privados de salud y, en otros, a restringir la vacunación sólo a la población de riesgo -adultos mayores, enfermos crónicos, niños de 6 meses a 5 años de edad, y embarazadas desde las 13 semanas de gestación- y negarla a usuarios que desean inocularse aunque no pertenezcan a dicho grupo.
La falla en el aprovisionamiento de vacunas sería subsanada recién a partir de la semana siguiente, cuando llegue una nueva partida para el sistema público, mientras -se supo- en el ministerio se busca establecer quiénes son los responsables de este desacierto.
El problema ha recrudecido ya que la intensa información sobre el fallecimiento de 19 personas ha generado inquietud en la población, que está presionando por vacunas. Además, el Ministerio de Salud había reforzado el llamado a acudir a los vacunatorios, ya que había grupos de riesgo con bajo índice de vacunación, como las personas entre 65 y 69 años de edad, pero el llamado chocó con la falencia de stock.
Aunque usualmente en este periodo del año los servicios de salud enfrentan una alta demanda de atención por las enfermedades respiratorias, esta vez la gestión del ministerio se ha visto golpeada por nuevos eventos, como la crisis en la atención de urgencia del Hospital San José, que atiende al sector norte de Santiago, y también por las fallas en el recién debutante Hospital Digital, la «joya de la corona» del ministro Emilio Santelices, entidad que no ha cumplido las metas de atención que se comprometieron.