Frutas cítricas: Empezar el día con un zumo de naranja natural o comer unas mandarinas a media mañana es una buena carga de vitamina C. También está el pimiento, brócoli, frutillas, kiwi y el perejil, etc. La vitamina C es uno de los nutrientes que más favorece un buen sistema inmunológico. Tomar todos los días alimentos ricos en vitamina C nos prepara para los ataques a nuestro organismo, evitando que caigamos enfermos.
Alimentos con Zinc: El zinc también ha demostrado ser excelente para prevenir resfriados e incluso para acelerar su recuperación. El zinc podemos encontrarlo en alimentos de origen animal, sobre todo carnes de vaca, cerdo y cordero, hígado, mariscos y galletas integrales o legumbres.
Miel: La miel, además de sus componentes nutritivos, contiene sustancias que le confieren la capacidad bactericida y antiséptica. Por este motivo la miel alivia los síntomas en las irritaciones de garganta, amigdalitis y faringitis.
Repollos: Como ocurre con los cítricos, muchos alimentos de temporada parecen aportar los nutrientes adecuados para cada época del año. Repollos y coles no sólo tienen un alto contenido en vitamina C, además vitamina A y carotenos, así como potasio, fósforo y calcio, minerales esenciales para mantener el equilibrio electrolítico.
Frutos secos: Los frutos secos son otro clásico del otoño que aportan los nutrientes que necesitas. Los antioxidantes como la vitamina A, vitamina E y selenio son nutrientes esenciales para una correcta respuesta inmunitaria por parte de nuestro cuerpo. En ese sentido no pueden faltar en una dieta otoñal los frutos secos, los vegetales de hoja verde, las hortalizas color amarillo o naranja, así como tampoco los granos enteros y legumbres.
Ajo: Hay muchas personas que ante el primer síntoma de resfriado o gripe toman varios ajos a lo largo del día. Este alimento es conocido en la sabiduría popular como un antibiótico natural, capaz de combatir muchas bacterias. Además el ajo purifica las mucosas del sistema respiratorio, manteniéndolas libres de gérmenes.