Cada vez más, las marcas están incorporando el sello vegan, orgánico y natural a distintos tipos de opciones, desde bálsamos hasta máscaras faciales, pasando por bases de maquillaje y labiales.
Mientras que el mercado global de productos veganos para el cuidado personal creció un 150% en tres años, entre el 2015 y el 2018, según estimaciones de BASF, las marcas aumentan la proporción de ingredientes naturales de origen renovable en sus fórmulas.
Una crema para el cuerpo orgánica no es igual a una vegana y a la vez es distinta a una natural. Las fórmulas de los productos, la naturalidad de sus ingredientes y el origen de sus materias primas marcan la diferencia:
· Los cosméticos naturales no deben tener siliconas, conservantes, colorantes artificiales, parabenos, ingredientes de origen animal, óleo mineral y algunos ingredientes de procesos de producción específicos. Deben contener una mayor proporción de materias primas naturales, sin la necesidad de que sean orgánicas.
Las personas con pieles más sensibles y delicadas buscan estos productos naturales con fórmulas más sustentables. Por ejemplo, una loción hidratante vegetal suele contener un emoliente con un índice de vegetalización del 90% y biodegradable que reemplaza a un óleo mineral y un ingrediente que genera un shock de hidratación derivado de hojas del árbol de Cassia Angustifolia como alternativa al ácido hialurónico.
· Los productos orgánicos para el cuidado de la piel o el cabello deben contar con un 95% de materias primas orgánicas en relación a la cantidad total de materias primas naturales utilizadas en la formulación. La cosmética orgánica procede de materias primas que pasaron por un proceso de producción libre de agrotóxicos o fertilizantes.
Según un estudio de Euromonitor, el boom de las redes sociales, la difusión «boca en boca» y el aumento del número de personas que sufren alergias han impulsado el movimiento pro-productos naturales y orgánicos.
Los consumidores que buscan productos orgánicos tienen interés en entender el origen de los ingredientes y si la producción de los cosméticos es realmente social y económicamente sustentable.
·Los cosméticos y productos veganos no tienen ingredientes de origen animal ni pueden ser probados en animales. Suelen pertenecer a marcas “con propósito” que apoyan al sello “cruelty free” y que no testean en animales ni utilizan derivados de animales, como la leche, la cera de abeja, el colágeno o la gelatina.
Por otra parte, las proteínas de trigo se utilizan generalmente en productos capilares, pero el 6% de la población, es decir, 18 millones de personas, son alérgicos al gluten, siendo necesario evitar este compuesto de reserva proteica.
Un shampoo o acondicionador vegano para tratar el cuero cabelludo y fortalecer las fibras capilares suele contener activos sintéticos o la combinación con un extracto vegetal que revitaliza el cabello.
Las soluciones naturales y sustentables son, sin duda, valoradas por una gran parte de consumidores de la industria del cuidado de la piel y el cabello. Por lo tanto, las marcas de higiene y belleza necesitan materias primas básicas, como surfactantes y emolientes, aditivos e ingredientes activos que provienen de recursos renovables, son biodegradables y ecológicos y evitan un impacto ambiental y social negativo.