domingo, noviembre 17, 2024

Medidores inteligentes

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Lo que no se puede medir no se puede controlar; lo que no se puede controlar no se puede gestionar; lo que no se puede gestionar no se puede mejorar

Gran cuestionamiento mediático se ha tomado la agenda estos últimos días con la noticia asociada al cambio de tecnología en la medición de energía eléctrica de nuestros hogares, proyectando al año 2025 más de 6 millones de medidores inteligentes instalados.

Este tipo de servicio básico es totalmente regulado y fiscalizado por el Estado, desde cómo debe prestarse el servicio hasta fijar las tarifas a cancelar, las cuales salen de un proceso altamente riguroso con objetivos fundados en establecer precios justos y eficientes para cada uno de ellos y, además, costear las inversiones, costos y gastos en los que debe incurrir la empresa para prestar el servicio en calidad, cantidad y continuidad. Esta última no establece lo que mes a mes cancelamos en las cuentas. Lo mismo para el caso del servicio de agua potable y alcantarillado.

En función de lo anterior, es preciso indicar que las tarifas suben y bajan no necesariamente por la instalación de una u otra tecnología, sino más bien por diferentes factores propios del mercado que quedan plasmadas en una ecuación: precio del petróleo, del dólar, índice de precios del cobre, índice de precios al consumidor (IPC), etc.

Ahora bien, el gran dilema es por qué debemos pagar el medidor inteligente. De la misma manera me pregunto ¿por qué debemos pagar los postes, los cables, los profesionales y técnicos que trabajan en la empresa, las camionetas, escaleras, etc.? Los medidores inteligentes significarán menos accidentes que sufren las personas toman las lecturas de nuestros medidores, ya sea por asaltos, mordeduras de perros y atropellos. ¿No tiene esto un beneficio para todos?

En estos tiempos en donde indicamos nuestro fuerte compromiso con las energías renovables, el cuidado del medio ambiente, la protección de las personas y servicios de calidad con altos estándares, es necesario también dar paso a la modernidad. Sin ir más lejos, el costo de los paneles solares, cada vez van a la baja, lo que incentiva la instalación de esta tecnología en nuestros hogares. Los usuarios de paneles pueden vender la energía no consumida por el hogar, demarcada en la Ley de Generación Distribuida o Net Billing. Esto no sería posible con un medidor análogo.

Es importante señalar que cada cliente es el responsable de elegir la tarifa que más se ajuste a su perfil de consumo, por tanto las tarifas no serán planas y, con estos “cuestionados medidores”, podremos registrar nuestros consumos, saber qué horarios nos conviene consumir con menor precio y, por sobre todo, llevar un control de nuestro gasto. Saber en cuánto estamos excedidos de nuestro presupuesto mensual en energía antes de que nos llegue la boleta y con esto realizar gestión en nuestro propio hogar, sin duda es positivo. ¿Por qué solo las industrias pueden realizar esta gestión de su energía y nosotros no?

Por último, con el ritmo actual de nuestras vidas, en donde no nos damos el tiempo necesario para informarnos como corresponde, confiando más en lo que se comparte por redes sociales, en el almacén del barrio que a nuestra propia lectura – que muchas veces queda en lectura y no en comprensión; debemos hacer un giro y ampliar el horizonte.

Felipe Meza Sánchez

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