El primer juicio por el escándalo de abusos en las escuelas Maristas en España culminó este miércoles luego de tres días de vistas en que el exprofesor acusado reconoció parcialmente los hechos y acusó a la orden católica de haberlo amparado.

En la última sesión del proceso celebrado en la Audiencia de Barcelona, cuya sentencia se espera para después de Semana Santa, la fiscalía ratificó la petición de 22 años de cárcel por cuatro delitos de agresión sexual.

Además, reprochó a la congregación ser «plenamente responsable» de los hechos aunque, en caso de condena, solo deberá hacerse parte de la indemnización como responsable civil subsidiaria.

Se trata del mayor escándalo de este tipo en España: estalló en 2016 con más de 40 denuncias contra doce profesores de esta congregación y sirvió para romper el silencio alrededor de los abusos a menores en la Iglesia del país.

El principal acusado era Joaquín Benítez, profesor durante 30 años en una escuela Marista de Barcelona y objeto de 17 denuncias por parte de exalumnos de las que solo cuatro no habían prescrito.

En su declaración el acusado reconoció tocamientos genitales y felaciones a dos de ellos.

Lo hizo sin miedo a ser descubierto porque «se sentía amparado por los Maristas» que, según su versión ante el tribunal, habían silenciado otro caso perpetrado por él en 1986.

La congregación católica, a quien un agente policial acusó también de no colaborar en la investigación, lo calificó de difamación.

Los Hermanos Maristas, congregación fundada en el siglo XIX con una vocación educativa, se vio envuelta en 2017 en el escándalo de abusos y encubrimientos que ha sumido a la Iglesia chilena en la peor crisis de su historia.

Hay casi 150 causas abiertas, la justicia allanó varias dependencias eclesiásticas y 34 obispos del país renunciaron.

La repercusión del escándalo español fue menor, pero abrió la puerta a un goteo de denuncias que ha llevado a la Iglesia a pedir perdón y modificar sus protocolos de actuación ante estos casos.