Asumió en Brasil Jair Bolsonaro, asunción que marcará un nuevo rumbo político para ese gigante regional. Sin embargo, el avance de fuerzas políticas de ultra derecha o derecha radical en la región expresadas en Bolsonaro, deben ser vistas con bastante preocupación para las ciencias sociales, pues el sentido de polarización política que se puede instalar en la sociedad brasileña, ahondaría la incertidumbre social y provocaría una mayor inestabilidad democrática en un país que está sumido en una profunda crisis política y económica.
Bolsonaro ha revalorizado las dictaduras y amenazó con eliminar de las salas de clases, lecturas como las de Paulo Freire y su pedagogía del oprimido, por considerarla nocivas para la educación de los estudiantes. Este último punto incidiría negativamente en las sociedades modernas, pues restringe la libertad de pensamiento y el pluralismo, además de erosionar severamente la democracia.
Así como ha demostrado dar pasos hacia la inclusión, con el discurso de su mujer en lengua de señas, el nuevo Presidente de Brasil debería impedir el surgimiento de miradas intolerantes que promuevan visiones y creencias totalitarias, para que la esperanza de cambio en Brasil sea una realidad y no la mera construcción de un discurso populista para ganar una elección. A la vista está que ha tomado el camino equivocado.
