El fin de año va asociado a petardos y hermosos espectáculos pirotécnicos, una costumbre que puede acabar causando graves problemas en los oídos. Los fuegos artificiales pueden llegar a alcanzar más de 170 decibeles y un adulto no debería someterse a más de 140, cifra que se reduce a 120 decibeles en los pequeños. Exponerse a ruidos intensos puede producir un trauma acústico, que es una pérdida temporal de audición e incluso la aparición de acúfenos (pitidos en los oídos).
Para la fonoaudióloga Gloria Sanguinetti, analista de audiología y calidad en GAES Chile, el sistema auditivo puede verse afectado por el uso de la pirotecnia, especialmente si las personas se encuentran a una distancia reducida del soporte explosivo explica la fonoaudióloga. “Si bien el oído tiene un sistema de protección natural contra los sonidos fuertes, este se activa tras 10 centésimas de segundo; mientras que la pirotecnia suele tener una duración muy corta de aproximadamente una centésima de segundo”.
Para prevenir una lesión auditiva lo recomendable, según la experta de los centros auditivos GAES, es alejarse del espectáculo pirotécnico en el caso de los adultos, ya que cuanto más lejos esté menor será el daño. En cuanto a los bebés y niños pequeños, es recomendable que se encuentren dentro de un espacio cerrado para reducir la exposición, ya que su sistema auditivo es más sensible que el de un adulto. Gloria Sanguinetti agrega que se puede usar algodón en los en adultos y niños en los oídos y en el caso de aquellas personas que manipulen los fuegos artificiales pueden usar tapones o auriculares para proteger el canal auditivo.
La fonoaudióloga recuerda que la audición de los niños es muy sensible y, aunque, el oído interno está completamente desarrollado en el nacimiento, el canal del oído es más pequeño, de modo que perciben los ruidos con mayor intensidad. Lo que se traduce en 20 decibeles de diferencia entre cómo escucha un adulto y un niño.
Un síntoma para tener en cuenta es la otorragia, que se manifiesta con un sangrado en el oído debido a un desgarro en la membrana timpánica. Al estar expuestos a los fuegos artificiales, las personas pueden desarrollar distintos grados de hipoacusia que, en la mayoría de los casos, puede dañar de forma irreversible el oído interno. «Sin embargo, identificar esta pérdida auditiva puede llevar un tiempo por lo que hay otros signos a los que se les debe prestar atención en el caso de una urgencia», señaló Sanguinetti, y destacó: «Un síntoma para tener en cuenta es la otorragia, que se manifiesta con un sangrado en el oído debido a un desgarro en la membrana timpánica. También si se identifica que una persona presenta alteraciones del equilibrio, está tambaleante o mareado ya sea sentado o acostado y se siente débil o con vértigo. Con estos síntomas claramente es necesario concurrir con rapidez a un servicio de urgencias para que la persona sea atendida a la brevedad».
Otro síntoma recurrente en personas expuestas a ruidos excesivos como el de la pirotecnia son los acúfenos o tinnitus, es decir, la percepción de un sonido o zumbido en el oído que no corresponde a una fuente externa. Si bien con el transcurrir de las horas puede desaparecer, cuando este síntoma no se elimina, es necesario recurrir a una consulta médica para definir un tratamiento.
Para tener un punto de comparación la especialista explica que una conversación a un volumen normal genera 60 decibeles; las bocinas en una congestión vehicular, 90; un motor de avión, 120, pero los fuegos artificiales emiten entre 130 y 170 decibeles, intensidades perjudiciales ante un evento único.