De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), 15 millones de personas sufren anualmente un ataque cerebrovascular (ACV) a nivel global, una estadística alarmante que revela el desconocimiento y falta de información al momento de reconocer signos y señales en torno a esta enfermedad.
En Chile, la prevalencia alcanzó un 2,6% de la población de acuerdo a la última Encuesta Nacional de Salud, y aunque no es estadísticamente significativo, el estudio mostró un incremento del 1,7% a 3,2% en casos de ACV en mujeres. En general, como ellas están viviendo más tiempo que los hombres, este tipo de accidentes tendrá un efecto aún más negativo en sus vidas.
“En la medida que la población va envejeciendo, la frecuencia de ACV en las mujeres también aumenta. Es cierto que tienen más riesgo las mujeres mayores, ya que están teniendo una expectativa de vida mayor”, advierte el Dr. Daniel Cárcamo, neurólogo vascular del Servicio de Salud Metropolitano Sur (SSMSUR-Minsal), parte del staff médico que trabaja en la unidad de TeleACV del mismo recinto asistencial.
A los factores de riesgo más conocidos que inciden en un ataque cerebrovascular, como la hipertensión arterial –el más importante-, dislipidemia (colesterol alto), el hábito de fumar, diabetes, obesidad, sedentarismo, exceso de sal en la dieta y el alcohol, una reciente investigación liderada por la Dra. Kathryn Rexrode, del Departamento de Medicina del Hospital Brigham and Women’s de Boston, indica que las mujeres suman factores únicos que elevan la posibilidad de sufrir un ACV.
Según el estudio publicado en la Revista Stroke, la edad temprana de la menarquia o primera regla (antes de los 10 años); edad temprana en la menopausia (antes de los 45 años); bajos niveles de la hormona dehidroepiandrosterona (DHEAS); y el uso de píldoras anticonceptivas, son antecedentes que aumentan el peligro de un accidente cerebrovascular en ellas, además de otros elementos como el historial de complicaciones durante la gestación, diabetes gestacional, pre-eclampsia o hipertensión durante o inmediatamente después del embarazo.
Atención a los síntomas
Recibir tratamiento en el menor tiempo posible desde las primeras horas de tener un ACV es fundamental. Si el paciente logra recibir un tratamiento eficaz dentro de la ventana terapéutica, es decir, antes de 4,5 horas del inicio de sus síntomas, sus secuelas serán menores o inexistentes en un porcentaje importante de los casos.
En ese sentido, los especialistas llaman a estar atentos a los muchos signos de advertencia de un accidente cerebrovascular. Los más comunes son la pérdida de sensibilidad en la cara, falta de fuerza en un lado de cuerpo o alteración al hablar, reconocible porque se pone la “lengua traposa”. También puede observarse mareo y brusco dolor de cabeza, aunque lo más importante es que todos estos son de inicio repentino y sin causa aparente.