Este lunes el Ejército israelí bombardeó (12.11.2018) en Gaza el edificio del canal de televisión Al Aqsa, del movimiento islamista Hamás que controla la franja, como parte de la represalia que responden al lanzamiento de más de doscientos proyectiles desde el enclave contra Israel.
El edificio, en el noroeste de la ciudad de Gaza, recibió el impacto de hasta ocho misiles después de que Hamás lo evacuara tras recibir una llamada anónima anunciando el ataque, informó la emisora de radio del movimiento.
Según fuentes de seguridad palestinas, los aviones de guerra israelíes también atacaron tres casas de milicianos palestinos después de pedir su evacuación, sin causar heridos.
Los bombardeos israelíes han matado a tres palestinos, dos de ellos fueron identificados por medios locales como miembros de las Brigadas de Alí Mustafá, brazo armado del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), y el tercero confirmado como miembro del brazo armado de la Yihad Islámica, Saraya al Quds. Al menos otros tres han resultado heridos.
Ataque como respuesta
Las milicias palestinas aseguraron en un comunicado que el ataque con cohetes responde a la muerte ayer domingo de siete milicianos en un enfrentamiento dentro del enclave, durante una operación de las fuerzas especiales israelíes, en la que también murió un oficial israelí, reporta DW.
Los disparos palestinos, uno de ellos de un misil antitanque contra un autobús, han causado un herido grave de 19 años, identificado posteriormente como un soldado, y otros nueve de menor consideración.
Al menos 60 disparos fueron interceptados por el sistema de defensa antimisiles Cúpula de Hierro, otros cayeron en zonas deshabitadas y algunos hicieron impacto en estructuras civiles. Por el momento, las sirenas antiaéreas siguen sonando en las comunidades israelíes de la periferia de la franja.
Esta nueva escalada de violencia se produce cuando se esperaba lograr una tregua de larga duración que negociaban de forma indirecta las milicias palestinas e Israel con mediación de Egipto y apoyo de la ONU, que trataba de lograr la calma y un alivio del bloqueo israelí de más de una década sobre el enclave costero.