El comandante en jefe del Ejército, general Ricardo Martínez, salió a descomprimir el ambiente generado por sus declaraciones ante 900 suboficiales en donde dio a conocer que existían miembros de las filas que vendían armas a narcotraficantes, indicando que este hecho fue denunciado ante la Justicia Militar en octubre pasado.

En entrevista con El Mercurio, Martínez comienza explicando que el encuentro realizado con 900 de sus hombres no fue secreta, sino que reservada en referencia a los audios dados a conocer por un medio digital.

En ese sentido, señala que “el fin de estas reuniones es tratar temas institucionales de manera directa y constan de una exposición y luego preguntas. Estas citas tienen un lenguaje directo y si eufemismos. La idea era tocar los principales problemas que hemos sufrido como Ejército fundamentalmente sensibilizar sobre la responsabilidad que tenemos con la institución y con la sociedad a la que servimos”.

El general asegura en la entrevista que en el encuentro hizo uso de información que involucra solamente a suboficiales de la institución y que la denuncia fue hecha a los tribunales militares el 12 de octubre.

“La venta ilegal de armas fue denunciada a Fiscalía Militar y están siendo investigados 5 suboficiales. Con la inteligencia militar tenemos indicios de que podría ser que compraban armas y después las daban por perdidas para venderlas”, aclara.

Además, el comandante en jefe del Ejército menciona que el caso irregular involucra solamente a suboficiales, indicando que “yo en la exposición puse el ejemplo de oficiales para no generar segmentación. Era una advertencia para que todos tuvieran claro que son actos completamente reñidos con la ley. Si compras un arma y la das por perdida eso va en contra de la honorabilidad como militar, pues se sabe que al venderla puede caer en manos de delincuentes”.

Asimismo, deja en claro que el armamento se trata de armas que fueron adquiridas en forma particular con uniformados y no de arsenal militar.

Añade que “esta es una investigación acotada. Y uno de los involucrados ya fue dado de baja. Pero yo, como comandante en jefe, tengo el deber de advertir a toda la institución sobre conductas impropias e ilegales”.